"La única forma de que nosotros, como Unión Europea, vamos a sobrevivir" a una coyuntura "alarmante" marcada por la guerra en Ucrania, precios altos de la energía y una elevada inflación "es si nos aseguramos de que nuestra economía es lo más competitiva posible", sostuvo Mallia en una entrevista con EFE en Madrid.
La competitividad es, de hecho, uno de los pilares de la actual presidencia sueca del Consejo de la UE y hay que darle continuidad durante el semestre español, a juicio de Mallia, que se lamentó de que la última vez que el bloque tuvo "una agenda o estrategia de crecimiento económico fue en 2010".
El presidente del Grupo de Empresarios del CESE, órgano consultivo de la UE que representa a la sociedad civil y a los agentes sociales, ha abordado este asunto en su visita a Madrid en reuniones con representantes del sector empresarial, entre ellos el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi.
Mallia afirmó que la contribución de la UE al PIB global se ha reducido del 25 % de 1990 al 17 % actual, que las empresas europeas crecen "a un ritmo más lento" que las estadounidenses y asiáticas, y que se está invirtiendo mucho menos en investigación y desarrollo que en otras partes del mundo.
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Parte del problema es que hay "demasiada legislación" y "restricciones" en el mercado laboral, y con respecto a la inversión "una de las cosas que tenemos que hacer es simplificar los procedimientos de permisos, porque no puedes tener un proyecto de decenas de millones y esperar 18, 24 meses para saber si lo puedes hacer o no", argumentó.
Calificó de "buen primer paso" el Plan Industrial del Pacto Verde, presentado este mes por la Comisión Europea para aumentar la producción de tecnologías y energías limpias en la UE frente a la competencia de Estados Unidos o China.
Destacó del plan que busca "simplificar la regulación" para atraer personal cualificado a la UE, pero abogó por extender su aplicación a toda la industria europea y por no dejar de lado la transición digital.
Han sido la ley antiinflación estadounidense, con sus casi 370.000 millones de dólares en subsidios a tecnologías limpias, y las masivas ayudas estatales de China, que prevé invertir 280.000 millones de dólares en el sector en el próximo lustro, las que han llevado a Bruselas a plantear una estrategia para evitar que las empresas del sector abandonen Europa y mejorar su competitividad.
Al respecto, Mallia se mostró "cauteloso" sobre la idoneidad de una política de subsidios en la UE, al indicar que puede ser una "solución" a corto plazo para contrarrestar la ley estadounidense pero no debe convertirse en un "patrón" por los riesgos que implica para la continuidad del mercado único.
"No podemos permitirnos este tipo de divisiones" ni entrar en una guerra comercial o de subsidios, advirtió al recordar que en la UE hay Estados con presupuestos grandes que pueden dar mucho dinero a sus empresas y eso generaría una "desigualdad" con los países más pequeños.
Por otro lado, Mallia comentó que la prioridad que la presidencia española de la UE quiere dar a la relación con Latinoamérica es algo "positivo" para las empresas europeas, porque puede ayudar a "acelerar las negociaciones y la conclusión" de acuerdos comerciales pendientes y a profundizar la "autonomía estratégica" que persiguen los Veintisiete.
