El suceso ocurrió a primera hora del viernes en el yacimiento de extracción de oro ubicado en la localidad de Wala, a 40 kilómetros de Bunia, capital de la provincia de Ituri.
"Los milicianos mataron en el lugar a doce personas, entre ellas tres mujeres y dos niños", declaró por teléfono a EFE el presidente de la sociedad civil de Ituri, Jean Bosco Lalo, quien subrayó que los rebeldes saquearon comercios y viviendas.
"El resto son hombres, pero todos son excavadores artesanales que operan en este sitio", precisó Lalo, al matizar que el balance de víctimas es provisional porque los atacantes se llevaron a la fuerza a varias personas.
"Wala y sus alrededores están vacíos. Creo que de dos a tres mil personas han huido" a pueblos vecinos, agregó este activista de la sociedad civil.
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El mismo grupo secuestró y ejecutó a diecisiete personas el pasado sábado, también en Ituri.
Algunas partes de Ituri han visto durante los últimos meses una grave escalada de ataques de grupos armados, sobre todo por parte de Codeco, que representa a la comunidad lendu y se formó como grupo armado en 2018 para luchar contra los abusos del Ejército congoleño.
Algunas de las peores masacres pudieron ser actos de represalia contra la milicia Frente Popular de Autodefensa de Ituri (FPAC-Zaire), que se describe como un grupo de autodefensa para proteger a la comunidad hema contra los ataques de Codeco.
Las comunidades lendu (agricultores) y hema (pastores) mantienen una disputa que provocó miles de muertes entre 1999 y 2003.
Ante esta oleada de violencia, la asesora especial de las Naciones Unidas para la prevención del genocidio, Alice Wairimu Nderitu, alertó a mediados del pasado enero del riesgo de que se produzca un genocidio.
Frente a los ataques rebeldes en Ituri y la vecina provincia de Kivu del Norte, sobre todo de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), de origen ugandés y el grupo rebelde más letal en la región, el Gobierno congoleño impuso en mayo de 2021 un estado de sitio en ambas provincias, pero la medida no ha acabado con el problema.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de la ONU en la RDC (Monusco), con algo más de 16.000 efectivos uniformados sobre el terreno.