El portavoz del Ministerio de Exteriores egipcio, Ahmed Abu Zeid, aseguró en un comunicado que se había detectado en el último periodo que las "actividades ilegales realizadas por individuos y grupos en el lado sudanés de la frontera se habían extendido, falsificando visados de entrada a Egipto con el fin de generar beneficios".
El diplomático dijo que dichos individuos o grupos se aprovechaban "de la necesidad de los sudaneses que vienen a Egipto y las buenas intenciones de la parte egipcia para responder y absorber los grandes flujos de llegadas".
Abu Zeid quiso aclarar que estas medidas tienen como objetivo "establecer un marco regulatorio para el proceso de ingreso de los hermanos sudaneses a Egipto tras más de 50 días desde la crisis, y no se pretende impedir o limitar el número de ciudadanos sudaneses que llegan".
Como resultado, las autoridades egipcias introdujeron "procedimientos regulatorios basados en visas automatizadas para hacer frente a estos crímenes, y los consulados egipcios en Sudán recibieron los dispositivos electrónicos necesarios para implementar estos procedimientos de manera precisa, rápida y segura, asegurando la llegada de ciudadanos sudaneses a Egipto de forma regular".
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Egipto, país vecino al norte de Sudán, es el país que más ha recibido sudaneses huidos del conflicto armado en su país, con más de 200.000 refugiados, según el Gobierno egipcio.
"Y estas cifras se suman a los aproximadamente 5 millones de ciudadanos sudaneses que ya estaban en Egipto desde antes del comienzo de la crisis", recordó.
También señaló que "la responsabilidad de proporcionar a todos la infraestructura sanitaria, educativa y de vivienda recae en el Gobierno egipcio, que es el encargado de brindar servicios básicos a los ciudadanos sudaneses en su territorio", en un momento en el que el país de los faraones sufre una gran crisis económica.
Antes de esta decisión, Egipto daba vía libre a todas las mujeres y niños, así como a los varones menores de edad de 16 años y mayores de 50.
La mayoría de los sudaneses que huían del conflicto, que ya se cuentan en total en alrededor de 1,6 millones según la ONU, huían de Jartum, el principal foco del conflicto, y otros estados hacia el norte del país para atravesar a Egipto a través de la frontera terrestre.
La crisis en Sudán comenzó cuando los paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) se rebelaron contra el Ejército regular el pasado 15 de abril tras no acordar unificar las Fuerzas Armadas según un "acuerdo marco" firmado para la transición hacia la democracia en el país africano, que vivió hasta 2019 tres décadas de dictadura del general Omar al Bashir.
