Al término este viernes de su reunión mensual de dos días, el banco central nipón optó por volver a mantener los tipos de interés a corto plazo en el -0,1 % y continuar con su cuantioso programa de compras de bonos para situar la curva de rendimientos a largo plazo en torno al 0 %, con un margen aceptable de fluctuación del 0,5 %.
El BoJ señaló en su informe que la economía japonesa ha estado expandiéndose en los últimos trimestres "pese a verse afectada por factores como los altos precios energéticos pasados" y señaló que las condiciones financieras "se han acomodado".
Aunque las exportaciones y la producción industrial japonesas se han visto afectadas por los desarrollos en el extranjero, donde la entidad crediticia ve una "ralentización" económica, los indicadores "se han mantenido más o menos planos, ayudados por la disminución de los efectos de los problemas de suministro".
El banco central japonés constata un aumento de la inversión de las empresas ligada a unas buenas ganancias corporativas recientes y a una desaceleración de la inflación pareja a "la desaparición del encarecimiento energético", según señaló en el texto.
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El índice de precios al consumo (IPC) de Japón se ha situado en una media del 3,5 % en meses recientes, muy por encima del objetivo del 2 % de el BoJ, por lo que algunos esperaban que el banco actuase en consonancia con otros de grandes bancos centrales que han estado subiendo tipos para controlar la inflación.
El banco central japonés se ha mantenido inamovible en su política ante lo que considera una inflación transitoria que, señaló, espera que se ralentice a partir de septiembre.
El BoJ señaló, no obstante, la incertidumbre ligada a la situación geopolítica y seguir vigilando la evolución económica global.
"Ante la extremadamente alta incertidumbre que rodea a las economías y los mercados financieros en casa y en el extranjero, el BoJ continuará pacientemente con su flexibilización monetaria mientras responde ágilmente a los desarrollos de la actividad económica y los precios", reza el informe.
El BoJ publicó el resultado de su reunión durante le descanso de la media sesión en la Bolsa de Tokio, que caía entonces un 0,53 %.
El mercado de divisas reaccionó con rapidez a la publicación del informe, tras el yen aceleró su depreciación.
La moneda japonesa se acercaba a las 141 unidades con respecto al dólar tras conocerse la decisión del BoJ, que contrasta con la manifiesta voluntad del banco central estadounidense de seguir aumentando los tipos a partir de julio pese al parón de junio.
El euro, que alcanzó esta semana niveles no vistos en 15 años con respecto a la divisa nipona, se encaminada a los 154 yenes, un día después de que el Banco Central Europeo subiera las tasas de interés un cuarto de punto, hasta el 4 %.
