República Checa critica a Orbán por inmiscuirse en su política europea

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Praga, 22 jul (EFE).- El gobierno de República Checa criticó los comentarios que realizó sobre su política europea Viktor Orbán, el primer ministro ultranacionalista de Hungría, en un discurso en el que prometió que lucharía contra las ideas federalistas de la Unión Europea (UE).

En un discurso el sábado en la región rumana de Transilvania, donde vive una importante minoría húngara, Orbán acusó a República Checa de haberse alineado con "los federalistas" de la UE que atacan al Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia).

Orbán sostuvo que, de los cuatro países, solo Polonia sigue defendiendo junto a Hungría los principios soberanistas en contra de las ideas federalistas del bloque comunitario.

Los países del Grupo de Visegrado han sido los aliados más firmes de Orbán en la UE, pero las críticas de Budapest a Kiev durante la invasión rusa de Ucrania y su cercanía con Moscú, han alejado al gobierno húngaro de sus socios centroeuropeos.

La llegada de un gobierno europeísta de centroderecha a Praga ha mostrado aún más esas diferencias.

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El primer ministro checo, Petr Fiala, consideró las acusaciones de Orbán como "absurdas" y subrayó que su país es un estado soberano que defiende sus propios valores nacionales y toma decisiones independientes sobre qué cambios debe apoyar en la UE.

Fiala señaló que Orbán estaba acostumbrado a que su predecesor, el populista Andrej Babis, dependiera de él en política europea, y sostuvo que sus declaraciones no ayudan a la cooperación entre los países de Europa Central.

Las declaraciones de Orbán durante su discurso también generaron malestar en Rumanía, donde la prensa y políticos de distinto signo consideran que se burló del gobierno rumano frente a representantes de la minoría húngara.

Orbán dijo que el primer ministro rumano, el socialdemócrata Marcel Ciolacu, al que había conocido recientemente en Bucarest, era ya el vigésimo jefe de Gobierno rumano que conocía desde que él asumió el poder en Budapest en 2010.

El primer ministro húngaro agregó en tono irónico: "Quizá para Rumanía funcione en el vigésimo intento".

Orbán también criticó al Ministerio de Exteriores rumano, ya que este le había recomendado por escrito sobre qué temas no debería hablar en su discurso, como símbolos nacionales y derechos colectivos de las minorías.

La presencia de un millón y medio de ciudadanos de ascendencia húngara en Rumanía, sobre todo en la región de Transilvania, ha dificultado las relaciones entre Budapest y Bucarest, debido a diferencias sobre la protección de los derechos culturales, lingüísticos y políticos de la minoría húngara.