Los guardacostas chinos "advirtieron, vigilaron y restringieron" hoy el paso de las naves filipinas, indicó el organismo en un comunicado publicado en su cuenta oficial en la red social Wechat.
Según Pekín, Filipinas lleva tiempo intentando reparar un antiguo barco de la Segunda Guerra Mundial que Manila embarrancó intencionadamente en 1999 en el atolón de Second Thomas Shoal - que China llama Ren'ai y Filipinas Ayngin- para "lograr su ocupación".
La Guardia Costera china expresó en el comunicado su oposición a que Filipinas "transporte materiales de construcción ilegales a su buque de guerra encallado ilegalmente".
El atolón se encuentra a menos de 200 millas (unos 322 kilómetros) de la costa occidental de Palawan, al suroeste del archipiélago y dentro del área económica exclusiva de Filipinas.
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Esta distancia, 200 millas náuticas, es el límite establecido por la ONU para determinar la soberanía marítima de los estados, según una convención a la que China se adhirió en 1996.
Según Pekín, el atolón "siempre ha pertenecido a las islas Nansha" (como llama China al archipiélago Spratly), con lo que acusa a Filipinas de "violar" su soberanía.
Por su parte, Filipinas calificó el incidente de un "nuevo acoso" y unas maniobras "peligrosas" de barcos chinos en sus aguas territoriales, durante "una misión de reabastecimiento" en el islote.
"El acoso, las maniobras peligrosas y la conducta agresiva de los buques de la Guardia Costera China y de la Milicia Marítima China contra nuestros buques públicos ocurrieron durante unas operaciones rutinarias y regulares dentro de la Zona Económica Exclusiva de nuestra nación", declaró en un comunicado el Grupo de Trabajo Nacional para el Mar de Filipinas Occidental, organismo dependiente del Gobierno filipino.
China y Filipinas mantienen un conflicto por la soberanía de varias islas y atolones en el mar de China Meridional, que Pekín reclama casi en su totalidad por "razones históricas", disputándose territorios también con Malasia, Vietnam, Taiwán y Brunéi.
Las tensiones entre ambos países han aumentado en los últimos meses, mientras el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., refuerza su alianza de defensa con EE.UU. revirtiendo el acercamiento a Pekín promovido por su predecesor, Rodrigo Duterte.
