El Gobierno fue ratificado con 52 votos a favor y 39 en contra con lo que Silina releva a Krišjānis Karinš que dimitió el 17 de agosto, tras no haber logrado ampliar su coalición con la centrista Lista Unida (AS) y la conservadora nacionalista Alianza Nacional ( N / A).
El nuevo gobierno es una mezcla de caras antiguas y nuevos ministros de dos partidos que se unen a la coalición.
Tendrá siete ministros de JV, además de Siliņa, y mantendrá a Arvils Ašeradens como ministro de Finanzas, a Inese Lībiņa-Egnere como ministra de Justicia y a Anda Čakša, como Ministro de Educación y Ciencia. Kariņš será el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, ocupando el puesto que quedó vacante después de que Edgar Rinkēvičs, que ocupaba el cargo desde 2011, fuera elegido presidente el 31 de mayo.
La votación se produjo después de más de siete horas de debate en la Saeima, con parlamentarios ex miembros de la coalición ahora en la oposición acusando a la JV de hacer tratos secretos para atraer al ZZS del que dicen está influenciado por Aivars Lembergs, un presunto oligarca y ex alcalde de la ciudad portuaria de Ventspils que ahora enfrenta una sentencia penal por corrupción y lavado de dinero.
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Raivis Dzintars, presidente de la facción NA en el parlamento, criticó duramente a la JV por violar sus autoproclamadas “líneas rojas” anteriores contra la cooperación con políticos corruptos (es decir, los Lemberg). Llamó al nuevo gobierno “la coalición sin principios” que parecía no tener valores que respetar.
Edgars Tavars, presidente de AS en Saeima, afirmó que JV "derribó su propio gobierno" y estaba formando un gobierno "débil" y "que debilita la seguridad nacional así como a varios ministerios".
Dijo que JV proclamaba tener “la declaración de gobierno más corta – un documento de 39 puntos – y remarcó que “sí, es una pequeña declaración, con pequeños objetivos y un gobierno detrás del cual hay una persona pequeña” – refiriéndose a Lembergs, que es bajo.
Entre las tareas inmediatas se encuentran la ratificación de la Convención de Estambul sobre la violencia contra la mujer, la aprobación de una ley de asociación civil neutral en cuanto al género, la imposición de impuestos a las ganancias bancarias y la solución de las elevadas tarifas de distribución de electricidad.
Ainārs Šlesers, líder del partido populista Letonia Primero (LPV), dijo que la coalición saliente no había cumplido ninguno de sus más de 320 puntos y dudaba de que el nuevo gobierno ejecutara muchos de sus 39 puntos.
Šlesers dijo que su partido apoyaría al nuevo gobierno en la mayoría de las cuestiones relacionadas con la economía, como la creación de empleo, las exportaciones y la reducción de la burocracia.
Al mismo tiempo, el exministro de gobiernos anteriores y fundador de varios partidos dijo que iniciaría una campaña de firmas para convocar un referéndum para destituir al Saeima en noviembre, de modo que, de aprobarse la medida, se pudieran celebrar nuevas elecciones el próximo año.