"Las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC) ponen al conocimiento de todos los soldados, sin importar su rango, la estricta e indefectible prohibición de establecer o mantener cualquier contacto, por cualquier motivo, con las FDLR", señaló uno de los portavoces del Ejército congoleño, el general de división Sylvain Ekenge, en un comunicado recogido a última hora de este miércoles por los medios locales.
Según el documento, los que incumplan esta orden serán detenidos.
"El principio de tolerancia cero se aplicará a partir de ahora estrictamente", añadió el portavoz militar.
El Ejército de la RDC lanzó esta orden después de que la directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Avril Haines, viajase a principios de esta semana tanto a Ruanda como a la vecina RDC, donde mantuvo reuniones con los presidentes de ambos países.
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Así, tanto el mandatario de Ruanda, Paul Kagame, como el de la RDC, Felix Tshisekedi, se comprometieron a "tomar medidas específicas para reducir las tensiones actuales, abordando las respectivas preocupaciones de seguridad de los dos países", según Washington.
Este posible acercamiento se produce en medio de una renovada escalada de los combates del poderoso grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), que el pasado 1 de octubre intensificó sus ofensivas contra las milicias que colaboran con las Fuerzas Armadas congoleñas después de varios meses de calma relativa.
El M23 ha conseguido avanzar hasta situarse a unos veinte kilómetros de la ciudad de Goma, una de las más pobladas del este de la RDC y capital de la provincia de Kivu del Norte.
Y sus combates también han desencadenado tensiones entre la RDC y la vecina Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el grupo rebelde, un extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a que la ONU lo confirmó.
A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las FDLR, creadas por los líderes que organizaron el genocidio ruandés contra los tutsis de 1994 y otros ruandeses exiliados en la RDC con el objetivo de recuperar el poder político en su país de origen.
Esa colaboración también ha sido confirmada por la ONU.
El M23 nació en 2012, cuando los exrebeldes del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), integrados en el Ejército congoleño, se sublevaron por la pérdida de poder de su líder, Bosco Ntaganda, y los supuestos incumplimientos del acuerdo de paz del 23 de marzo de 2009, que da nombre a los insurgentes.
El CNDP, formado principalmente por tutsis (el grupo contra el que se dirigieron las matanzas del genocidio de Ruanda), se constituyó en 2006 para proteger al nuevo Gobierno ruandés de los hutus de las FDLR, escondidos en las selvas de la RDC tras su expulsión.
