Las interrupciones en el suministro de energía eléctrica volvieron a elevarse hace dos semanas con niveles superiores al 20 % de afectación, según los estimados diarios emitidos por la UNE.
El panorama se estabilizó en la isla caribeña a finales del año pasado, pero en 2024 volvieron de nuevo los cortes en el servicio.
El reporte diario de la compañía estatal, adscrita al Ministerio de Energía y Minas, calcula para el horario de mayor consumo, en la tarde-noche de este martes, una capacidad de generación eléctrica de 1.965 megavatios (MW) y una demanda máxima de 2.750 MW.
De esta forma, el déficit -la diferencia entre oferta y demanda- será de 785 MW y la afectación -los circuitos que se desconectarán- alcanzará los 855 MW en el "horario pico".
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El sistema eléctrico cubano se encuentra en una situación precaria, evidente en los frecuentes fallos y roturas de sus obsoletas centrales terrestres, a causa de la falta crónica de inversiones y mantenimiento.
La falta de divisas del Estado también ha lastrado la importación de combustible, lo que afecta también a la producción energética, que depende de estos de forma mayoritaria.
El Gobierno cubano ha rentado en los últimos cinco años hasta siete centrales eléctricas flotantes a la empresa turca Karpowership para paliar la falta de capacidad de generación, una solución rápida pero temporal, contaminante y costosa.
Los frecuentes cortes en el suministro eléctrico dañan a la economía -que en 2023 se contrajo entre un 1 % y un 2 % y continúa por debajo del nivel de 2019- y atizan el descontento social en una sociedad ya gravemente afectada por una crisis económica desde hace tres años.
Los apagones han sido uno de los detonantes de las protestas de los últimos años, incluidas las del 11 de julio de 2021, las mayores en décadas.
