La investigación, sin sospechosos y sin hipótesis de delito por el momento, se abrió a raíz de la denuncia presentada por la líder de la oposición, la secretaria del progresista Partido Demócrata (PD), Elly Schlein, junto a los responsables de Europa Verde e Izquierda Italiana, informan hoy los medios locales.
En su denuncia, presentada en la capital italiana el pasado 1 de febrero, subrayan "la negativa" de la sociedad encargada del proyecto a "hacer públicos los documentos esenciales para el alcance del proyecto y los procedimientos", lo que "impide ejercer un derecho y una acción de control y verificación".
El pasado mayo, el Parlamento, en el que la coalición gubernamental cuenta con mayoría absoluta, aprobó definitivamente el proyecto del que el ministro de Infraestructuras y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, es el principal valedor.
Salvini apostó por retomar el proyecto existente, de 2011, que fue asignado entonces a un consorcio liderado por Salini Impregilo (hoy Webuild) y del que en su momento formó parte la española Sacyr, y reactivó la sociedad pública "Stretto di Messina" (Estrecho de Mesina, SdM), liquidada en 2013.
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Ahora, Schlein, Bonelli y Fratoianni alegan que "SdM se ha opuesto repetidamente a las peticiones de proporcionar tanto el informe de actualización como el acta de negociación, a pesar de que un miembro del Comité Científico había declarado públicamente que había hecho público dicho informe".
"SdM se negó a entregar el documento de negociación que permitiría verificar cuánto tiempo ha tardado la empresa Webuild en actualizar un complejo proyecto de 12 años de antigüedad", aseguran.
La liga de Salvini aseguró que "el PD y la izquierda están en contra de las obras públicas, el trabajo y el desarrollo del país. Se muestran enemigos de Italia. Sus amenazas no nos detendrán. Seguimos trabajando para desbloquear y completar todas las obras que han estado inactivas durante demasiado tiempo".
El puente, cuya construcción debería terminar en los primeros años de la década de 2030, deberá unir Sicilia con la península y con todo el continente para favorecer el turismo y el comercio.
La previsión de Salvini es que su construcción generé 100.000 puestos de trabajo y reduzca en 100.000 toneladas las emisiones de CO2 las emisiones en este estrecho del Mediterráneo, surcado cada día por cientos de buques mercantes y otras embarcaciones.
Al ser aprobado el proyecto, el ministro prometió inversiones por 28.000 millones de euros en carreteras y vías en cada una de las dos regiones que unirá el puente, Calabria y Sicilia, dos de las más pobres del país.
