La defensa del procesado ya había admitido el crimen con ensañamiento, y el jurado también lo consideró culpable de alevosía al entender que no dejó posibilidad alguna de defensa a Rebeca, la víctima, a la que quitó la vida con un cuchillo y un cristal roto.
Según el veredicto, también es culpable de maltrato habitual cometido con su pareja, con los agravantes de parentesco y de violencia de género, y la atenuante de confesión.
Las partes se ratificaron en las penas que pidieron en el juicio, y la defensa solicitó veinte años de prisión por el asesinato y 18 meses por el maltrato habitual.
Las acusaciones pedían 28 años de prisión en total por el asesinato y el maltrato habitual, tanto físico como psicológico.
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Los hechos sucedieron en la madrugada del 28 de diciembre de 2022 en la taberna Ilargi, regentada por la víctima, cuando el acusado la atacó con un cuchillo de 32 centímetros y un vidrio roto, y le causó 18 heridas graves, además de otras menores, y hematomas.
