En el tercer trimestre, la empresa arrojó pérdidas de 16.639 millones de dólares tras pagar un total de 18.700 millones, principalmente por el deterioro de activos de fabricación de nodos de 7 nanómetros y de su unidad de vehículos autónomos Mobileye.
La facturación neta en este trimestre bajó un 6 % interanual, hasta 13.284 millones, de los cuales más de la mitad correspondieron a su segmento de Computación, que se dedica a los chips para PC.
El único dato positivo de los resultados provino del segmento de Centros de datos e Inteligencia Artificial (IA), cuyos ingresos aumentaron un 9 % interanual, hasta 3.300 millones, y en menor medida el segmento de Redes y Edge, que creció un 4 %, hasta 1.500 millones.
El negocio de fundición, Intel Foundry, que la empresa pretende convertir en una subsidiaria independiente con capacidad de obtener financiación externa, tuvo una facturación de 4.400 millones, un 8 % menos.
El máximo ejecutivo de la firma, Pat Gelsinger, aseguró que las cifras reflejan "progreso" en el plan para reducir costos, simplificar su cartera de productos y mejorar la eficiencia, mientras que el jefe financiero, David Zinsner, previó una mayor rentabilidad y liquidez en el futuro.
En el anterior trimestre, Intel anunció una reducción de plantilla de más del 15 % -unos 15.000 empleados- y un plan para reducir los costo en más de 10.000 millones el próximo año.
Para el cuarto y último trimestre del año, la tecnológica prevé unos ingresos mínimos de 13.300 millones de dólares, en línea con los actuales, y una reducción sustancial de las pérdidas.
Los resultados, presentados tras el cierre de la bolsa, sorprendieron positivamente a los inversores y las acciones llegaron a dispararse un 10 % en una primera reacción en las operaciones electrónicas.