Las protestas se llevaron a cabo en un total de 10 lugares diferentes a lo largo de todo el país, entre ellos la casa del ministro de Exteriores, Gideon Saar en Tel Aviv, la del titular de Justicia, Yariv Levin en Modind e incluso la del presidente israelí, Isaac Herzog también en Tel Aviv.
Los organizadores de las protestas aseguran que "el gobierno oscuro de Netanyahu y (el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar) Ben-Gvir está abandonando a los rehenes en Gaza, convirtiendo a la policía israelí en una milicia y llevando a cabo un golpe judicial".
Ben Gvir junto al ministro de Finanzas, el también ultraderechista Bezalel Smotrich, son dos de las voces más radicales del Gobierno de Netanyahu y ambos han mostrado en varias ocasiones su rechazo a optar por la vía diplomática para concluir la ofensiva en Gaza y además han pedido más dureza en los bombardeos.
"El pueblo israelí quiere recuperar a los rehenes y quiere vivir en democracia; vinimos a ahuyentar la oscuridad", exigieron.
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De los 251 secuestrados el 7 de octubre, quedan en el enclave 96 cautivos -al menos 34 de ellos están confirmados muertos-. Hay otros cuatro rehenes desde hace años, de ellos dos soldados muertos.
Desde que comenzó la guerra, el 7 de octubre de 2023, Israel y Hamás solo lograron un acuerdo de tregua de una semana a finales de noviembre de ese año, que permitió liberar a 105 rehenes -81 israelíes y 24 extranjeros (23 tailandeses y 1 filipino)- a cambio de 240 prisioneros palestinos.
Los familiares de los rehenes llevan meses pidiéndole a Netanyahu que firme otro acuerdo de las mismas características porque consideran que la presión militar no logrará traer con vida a sus seres queridos.
