En un comunicado, la ONU precisa que es una medida "extraordinaria y temporal" y que responde a la necesidad de "tener garantizada la seguridad del personal de la ONU y sus socios", pues solo así puede proveerse la ayuda humanitaria con efectividad.
Esta pausa pretende "dar a las autoridades de facto tiempo para gestionar la liberación de los empleados de la ONU detenidos arbitrariamente" y para asegurar que todas las operaciones humanitarias pueden ser llevadas "con imparcialidad, neutralidad e independencia".
Las detenciones de personal de la ONU o trabajadores de ONG son relativamente frecuentes en Yemen controlado por los hutíes, que los acusan de trabajar como agentes extranjeros.
Las últimas detenciones datan del 24 de enero (ocho), y previamente, fueron 11 más en junio del año anterior. En total se calcula que mantienen retenidas a unas 60 personas.
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La organización Human Rights Watch considera que se trata en todos los casos de "detenciones arbitrarias" que los hutíes usan como "herramienta política en un momento en que su pueblo carece de las necesidades más básicas".
Yemen es un país dependiente de antaño de la ayuda humanitaria, con niveles muy altos de malnutrición (en torno a la tercera parte del país) y niños no escolarizados (4,5 millones) tras más de diez años de guerra de los hutíes, una rama del islam chií, contra el Gobierno reconocido internacionalmente.
