La agricultura libanesa, aún malherida por destrucción israelí y cierre de los mercados

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Edgard GutiérrezChaat (Líbano), 26 mar (EFE).- En la región libanesa de Baalbek, en el este del país y una zona de población chií, los agricultores regresan a sus tierras tras el tenue alto al fuego acordado entre Hizbulá e Israel, pero el sector sigue malherido por la destrucción causada, el cierre de los mercados y la crisis económica que ya arrastraba la nación mediterránea.

Baalbek, fronteriza con Siria, es una de las principales regiones dentro del sector agrícola del país, destacando principalmente la producción de tabaco, aceitunas y también vino, gracias a su clima y su tierra fértil, dos productos que se exportan y que son clave para la economía local y nacional.

En la pequeña localidad de Chaat, el 80% de la población se dedica a la agricultura, como asegura Hassan, vecino de la localidad y miembro de la Defensa Civil libanesa.

"En este pueblo, el médico es agricultor, el universitario es agricultor e incluso el actor es agricultor” explica a EFE el vecino, y añade que “gran parte de la gente aquí tiene terrenos, no es una zona latifundista”.

En los campos y carreteras que rodean el pueblo, el ir y venir de pastores hace desaparecer por momentos los caminos dando paso a los rebaños de ovejas, caminos que quedaron dañados por los bombardeos que se cebaron en esta zona, dominada políticamente por Hizbulá, apenas unos meses atrás.

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Sector desaparecido

El conflicto en Líbano ha tenido un gran impacto en el sector agrícola, con la destrucción de 2.192 hectáreas de tierras cultivables y la pérdida de más de 340.000 animales, como resultado de incendios y enfrentamientos, como asegura un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Según dicho informe, las regiones más afectadas incluyen el sur de Líbano y el valle de Bekaa -donde se encuentra Baalbek- donde los agricultores enfrentan graves pérdidas tanto en producción como en medios de vida.

La destrucción de cultivos y la interrupción del acceso a mercados para la exportación han provocado una drástica reducción de los ingresos y las ventas, mientras que el aumento de los costos operativos agrava aún más la difícil situación para los productores.

“Desde la crisis económica del 2019 ya era muy complicado vivir y el negocio iba mal, después de la guerra es prácticamente imposible” explica Ali, de 52 años y vecino de Chaat.

Asegura que el coste de vida se ha elevado pero los precios de venta siguen igual, así como la importación de herramientas y artículos agrarios y concluye que “las nuevas generaciones no quieren dedicarse al campo, ya no es productivo como lo era antes”.

El Valle de la Bekaa es la principal región agrícola del país, concentrando alrededor del 40 % de sus terrenos cultivados, según datos de la FAO.

El sector, que solía generar entre 2.000 y 3.000 millones de dólares anuales en el Líbano, desapareció casi por completo durante el conflicto debido a los constantes ataques israelíes.

El Banco Mundial calcula que se necesitarán cerca de 11.000 millones de dólares para la reconstrucción y recuperación de las zonas destruidas por las acciones militares de Israel en el Líbano y establece que la contracción económica del país en 2024 en un 7,1%.

Sin cosechas

De este monto, la destrucción de cultivos y ganado y el desplazamiento de agricultores habría provocado pérdidas de unos 1.200 millones de dólares.

Durante la campaña de ataques israelies, la mayor parte de la población de la zona buscó refugio en otros lugares y solo algunos agricultores y ganaderos que no quisieron abandonar sus cultivos o animales permanecieron en sus casas.

A su regreso, muchas viviendas estaban destruidas e inhabitables, si bien los daños más profundos fueron en el campo, pues la temporada de recolección y plantación de nuevas cosechas pasó bajo los bombardeos y éstas se perdieron.

Según alertó ya en noviembre a EFE Mohamed Saleh, el presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura en Sidón y Sur del Líbano, otra de las zonas más duramente golpeadas por la guerra, uno de los daños más importantes ha sido la suspensión de las posibilidades de exportación, ya que se bloquearon los vuelos desde y hacia el Líbano.

"No hay aviación, así que nos basamos en exportar fruta y verdura por tierra a Siria, (de allí) a Irak, a Jordania, hasta los países árabes. La situación de crisis en la que nos encontramos supone que todas las vías están cerradas para la agricultura", lamentó al señalar el incremento exponencial de los costos que esto supone.

Saleh apuntó que en el caso del tabaco, el 70 % de los agricultores del sur del Líbano no han podido sembrar, mientras que los olivos han quedado en gran parte inservibles por la caída de fósforo blanco, un arma prohibida que según denuncian diversas organizaciones internacionales, ha sido empleado por Israel en este conflicto.

"Según los estudios que hacemos, harán falta diez años para ser capaces de cultivar de nuevo, para plantar un árbol nuevo en lugar del quemado y que produzca aceituna y aceite otra vez", dijo.