Ante una buena entrada de público y con las molestias derivadas de un viento racheado, en el festejo se lidiaron tres toros de La Campana, de justo trapío y bajos de raza, y otros tres de Guerrero y Carpintero (1º, 5º y 6º), con mayor cuajo y de mejor juego, en especial el serio ejemplar que abrió corrida.
Garzón, que obtuvo un balance con su lote de oreja tras aviso y silencio tras dos avisos, le cogió bien el pulso al noble pero flojo primero de los de La Campana en una faena tan larga, y con buenos momentos, como la que le hizo después al quinto, un toro manejable al que toreó con altibajos de acople.
Por su parte, Álvaro Burdiel (ovación y oreja) se mostró tesonero con el tercero de la tarde, que se defendió por falta de fuerzas y raza, y acabó asentando al sexto, que acusó cierta debilidad pero al que aprovechó con buen trazo y con clásico concepto sus nobles arrancadas.
El mejor toreo de la tarde llegó, paradójicamente, de la mano del único de la terna que se fue de vacío, el portuense Daniel Crespo (vuelta al ruedo tras aviso y ovación), que le trazó soberbios muletazos con ambas manos al serio toro de Guerrero y Carpintero que abrió plaza, aunque sin poder redondear la faena por las molestias del viento. Ya con el cuarto, totalmente rajado, no tuvo opción alguna.
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