Una resolución suscrita por la presidenta peruana, Dina Boluarte, y el ministro de Justicia, Eduardo Arana, confirmó la aceptación de la renuncia de Llaque, tal como ya había adelantado este miércoles el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén.
La norma, publicada en el diario oficial El Peruano, consideró que es "pertinente" aceptar la renuncia del funcionario y le dio las "gracias por los servicios prestados" desde que asumió el cargo, en diciembre de 2022.
Durante una rueda de prensa ofrecida este miércoles tras la sesión del Consejo de Ministros, Adrianzén informó que Llaque había "presentado su renuncia y esta va a ser aceptada".
"Se va a designar al nuevo titular del INPE. Nosotros entendemos que hay responsabilidad funcional y, por supuesto, las renuncias son la medida más inmediata para solucionar este problema", sostuvo.
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El primer ministro también confirmó que se destituyó del cargo al director del penal de Lurigancho y que tres agentes del INPE que vigilaban la zona por donde fugó el preso han sido detenidos por la Policía Nacional del Perú (PNP) y denunciados ante la Fiscalía.
El lunes pasado el INPE confirmó que el recluso John Kennedy Javier Sebastián, de nacionalidad venezolana, logró huir de esa prisión, una de las más hacinadas del país, a pesar de la persecución de los vigilantes.
El organismo aseguró que el prófugo "burló los controles de seguridad" de la cárcel ubicada en el este de Lima y que aunque los agentes realizaron disparos con armas de fuego "el interno continuó y logró saltar el muro" del perímetro "lanzándose a la zona externa de penal".
Añadió que agentes penitenciarios y de la Policía Nacional lo persiguieron "con resultado infructuoso".
La fuga fue confirmada horas después de que se difundieran videos en redes sociales y medios locales que fueron grabadas por vecinos de la zona, quienes mostraron su sorpresa por la forma en que el hombre logró saltar el gran muro del penal y huyó por un calle cercana.
El penal de Lurigancho, ubicado en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho, es considerado uno de los más peligrosos y hacinados del país andino, ya que alberga a cerca de 10.000 internos a pesar de que su capacidad es para 2.500.