"Retrasar el juicio o incluso abortarlo es suprimir la VERDAD. Es un pecado. El adversario, el diablo, es llamado con razón Príncipe de la Mentira", advirtió Villelgas, a la cabeza de la archidiócesis de Lingayen–Dagupan, en un comunicado.
La Cámara de Representantes de Filipinas aprobó el pasado febrero un proceso de destitución contra Duterte, a la que acusó de corrupción y de haber utilizado de forma indebida fondos reservados, abriendo así las puertas a un juicio político en el influyente Senado.
Los primeros pasos del proceso ante la cámara alta del Congreso, que amenaza con destituir a la vicepresidenta y poner fin a cualquier ambición presidencial en las elecciones de 2028, debían celebrarse el lunes de la semana pasada, pero fueron retrasados hasta el próximo miércoles.
Los senadores afines a Duterte han afirmado además que están intentando abortar el proceso, alegando que ya no hay tiempo suficiente.
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"Abortar el juicio incluso antes de su demorado inicio es deplorable, es un pecado contra la justicia", insistió Villelgas.
El comunicado llega después de que el obispo Jose Colin Bagaforo, presidente de Cáritas Filipinas, afirmase el pasado sábado que "el juicio político no puede ser retrasado más", en un comunicado en el que urgió a los senadores a "no dejar guiarse por el partidismo o las ambiciones personales".
El sacerdote Flavie Villanueva, uno de los impulsores del proceso de destitución en la cámara baja por medio de una petición popular, afirmó también que el juicio político "es una obligación moral".
Conocido por dar asistencia a familiares de víctimas de la guerra contra las drogas del expresidente Rodrigo Duterte, padre de la vicepresidenta, Villanueva participó este lunes en la primera de tres jornadas de manifestaciones para presionar al Senado.
Este miércoles está previsto que los congresistas elegidos para acusar a Sara Duterte presenten los cargos contra la vicepresidenta, aunque el arranque del juicio político propiamente dicho está previsto en julio.
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., y Sara Duterte pasaron de liderar una exitosa campaña a la presidencia en 2022 a protagonizar una sonada ruptura, marcada por amenazas de muerte de la vicepresidenta hacia el mandatario.
El arresto de Rodrigo Duterte el pasado marzo, tras ser acusado por la Corte Penal Internacional (CPI) de crímenes contra la humanidad en el marco de su sangrienta guerra contra las drogas, supuso una nueva crisis en las tensiones entre ambas familias.
No obstante, Marcos Jr. afirmó recientemente estar listo para enterrar el hacha de guerra, después de que sus candidatos al influyente Senado obtuvieran unos resultados peores de los previstos en las elecciones a mitad de mandato de mayo.