"El FSB detuvo a un ciudadano ruso nacido en 2003 que, siguiendo instrucciones del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), planeaba cometer un atentado terrorista en un lugar concurrido de la región de Krasnodar", comunicó la agencia TASS citando a los servicios secretos.
Concretamente, el detenido planeaba hacerse con un explosivo de 2,5 kilogramos que se encontraba escondido para posteriormente detonarlo en un edificio administrativo de una de las instalaciones energéticas de la región a petición de un coordinador ucraniano.
Según explican las fuerzas de seguridad, "el acusado admitió su culpabilidad y se encuentra cooperando con la investigación".
La investigación sostiene que el hombre fue contactado por los servicios secretos ucranianos en febrero a través de la aplicación de mensajería Whatsapp para obtener información de inteligencia en territorio ruso.
Los servicios secretos rusos comunican diariamente de detenciones realizadas por motivos similares y ha comenzado a advertir a la ciudadanía del creciente uso de las redes sociales de Telegram y Whatsapp por parte de los servicios secretos ucranianos para reclutar a ciudadanos rusos para realizar labores de sabotaje e inteligencia en favor de Ucrania.
El trabajo realizado se termina remunerando en la mayoría de los casos a través de opacas cadenas de transferencias en criptomonedas.
Los principales objetivos de atentados y espionaje son infraestructura militar, energética y logística.