El incidente ocurrió este lunes cuando un grupo de policías intentaba detener a presuntos traficantes con influencia en el barrio de London Estate.
Los agentes dispararon al aire para dispersar a la multitud y lograron escapar tras liberar a los sospechosos, pero en ese momento un habitante recibió un disparo en la boca y murió en el acto.
La indignación creció rápidamente en la comunidad: vecinos de la zona bloquearon carreteras y encendieron hogueras como forma de protesta, para exigir justicia por lo ocurrido.
Las autoridades ordenaron entonces el arresto de todos los policías implicados en el operativo.
“Todos los agentes están siendo investigados y las armas de fuego han sido enviadas para análisis balísticos”, declaró el jefe de la policía del condado de Nakuru, Michael Mwaura, citado por medios locales.
En total, diez agentes fueron detenidos mientras se investiga quién fue el responsable del disparo que acabó con la vida de la víctima.
Este hecho se suma a una serie de denuncias recientes por abusos policiales en Kenia.
El sábado pasado, la Policía suspendió al jefe de la comisaría central de Nairobi y a todos los agentes que se encontraban de servicio la noche en que falleció el bloguero keniano Albert Ojwang, quien había sido detenido ese mismo día y murió horas más tarde bajo custodia policial en circunstancias aún no esclarecidas.
La creciente preocupación por la brutalidad policial ha sido documentada por organizaciones de derechos humanos y, a principios de mayo, la plataforma Missing Voices, integrada por ONG como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), denunció que, solo en 2024, se registraron al menos 159 casos de asesinatos extrajudiciales y desapariciones forzadas atribuidos a la Policía.
Los jóvenes continúan siendo las principales víctimas: casi el 80 % de los fallecidos tenían entre 18 y 34 años, un 18 % eran mayores de esa franja y un 7 % menores de edad.
Entre junio y agosto de 2024, Kenia vivió una ola de protestas antigubernamentales sin precedentes, convocadas por jóvenes de la generación Z como respuesta a un proyecto de ley que pretendía subir los impuestos y que acabó siendo retirado por el presidente del país, William Ruto.
Las protestas fueron duramente reprimidas por la Policía, que, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR), dejó al menos 60 muertos, 610 heridos y 1.376 detenciones arbitrarias.