En un comunicado conjunto, los jefes de barrios expresaron su "preocupación" ante la posibilidad de nuevos "disturbios, militarizaciones y manifestaciones armadas", como las del pasado mayo, que -aseguraron- "no sirven ni a la patria ni al ciudadano".
En mayo, Trípoli fue escenario de violentos enfrentamientos entre grupos armados, en los que murió Abdel Ghani al Kikli, líder de la poderosa milicia libia Aparato de Apoyo a la Estabilidad (SSA).
En este contexto, los líderes populares reiteraron que, en caso de "avivarse la guerra" en la capital, se propagará "irremediablemente" a todas las zonas y ciudades vecinas, lo que causará "pérdida de vidas humanas" y "la destrucción de bienes públicos y privados".
Por tanto, pidieron a todas las partes "detener esta escalada" de presencia militar y recordaron que "las diferencias políticas no se resuelven con la guerra".
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Dada la división política, institucional y administrativa a la que se enfrenta Libia desde el derrocamiento del régimen del dictador Muamar Gadafi en 2011, los jefes de barrio afirmaron que la construcción de órganos de seguridad y defensa del Estado solo se logrará bajo "un gobierno nacional único".
Además, culparon a la comunidad internacional y a la misión de la ONU de "ralentizar" el proceso político, y les pidieron "tomar medidas urgentes" para resolver la crisis libia y acelerar la formación de un gobierno unificado.
La ONU y la Unión Europea (UE) en Libia pidieron este jueves el cese de movilizaciones militares en Trípoli y sus alrededores, ante el incremento de la presencia de milicias, e instaron a las partes que pugnan por el poder en el dividido país a mantener el alto el fuego.