Expertos piden cautela tras plan escolar de Pionyang para niños con discapacidad auditiva

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Seúl, 6 ago (EFE).- Corea del Norte ha abierto por primera vez una clase para niños con discapacidad auditiva en un jardín de infancia regular de Piongyang, aunque expertos advirtieron este miércoles a EFE que el anuncio debe interpretarse con cautela, a días de la revisión de la ONU sobre el historial norcoreano en materia de derechos de personas con discapacidades.

En abril se inauguró y comenzó a operar una clase para niños con discapacidad auditiva en el preescolar Hwawon, del distrito de Hwasong, en Pionyang, informó esta semana el Choson Sinbo, un periódico pro-Pionyang con sede en Japón.

Se trata de la primera vez que el régimen abre un aula para menores con discapacidades auditivas dentro de una institución educativa convencional, según detalles del artículo bajo suscripción recogidos por la agencia de noticias surcoreana Yonhap.

El nuevo programa combina el currículo preescolar estándar con formación específica en lengua de señas, llamada 'Sonmal' en Corea del Norte, pronunciación y expresión oral. También se han desarrollado decenas de vídeos educativos y materiales didácticos.

Los estudiantes pueden asistir en autobuses escolares y se planea expandir la iniciativa a otras provincias a partir del próximo año.

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Por su parte, la agencia estatal norcoreana KCNA publicó el lunes que la Compañía de Intercambio de Tecnología de la Información Educativa creó un software llamado 'Sonmal 1.0' para apoyar la interpretación en lengua de señas.

Un anuncio oportuno ante escrutinio internacional

El anuncio llega pocos días antes de que Corea del Norte sea evaluada por primera vez por el Comité de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en el marco de la Convención que el país ratificó en 2016.

"Es sin duda un anuncio interesante, especialmente porque ocurre justo antes de un momento clave para el país", señaló a EFE Hanna Song, directora ejecutiva del Centro de Datos para los Derechos Humanos en Corea del Norte (NKDB).

Song recordó que los derechos de las personas con discapacidad han sido uno de los pocos ámbitos en los que el régimen ha mostrado interés constante, y que el único relator especial de la ONU autorizado a visitar Corea del Norte fue precisamente el encargado de este tema.

No obstante, advirtió que "es difícil concluir que esta única iniciativa represente una mejora real en la situación general de los derechos humanos en Corea del Norte".

"Aunque el programa puede tener beneficios tangibles para algunos niños de Pionyang (...), el país sigue siendo extremadamente cerrado, no solo hacia el exterior, sino también internamente. Pionyang no representa al resto del país, donde el acceso a servicios y la protección de derechos es extremadamente limitado", subrayó.

El escepticismo de quienes vivieron la realidad

Maeng Hyo-shim, desertora norcoreana y activista defensora de los derechos de las personas con discapacidad en Corea del Norte, explicó que su madre, con discapacidad motriz, nunca recibió ningún apoyo cuando vivieron en el país hermético.

"Cuando leí que abrirían clases especiales para niños con discapacidad auditiva en jardines de infancia regulares, me sorprendí genuinamente. Era algo impensable cuando yo vivía allí", afirmó a EFE Maeng, quien vivió en Corea del Norte hasta 2018.

"Pero, como alguien que conoce la realidad desde adentro, no puedo evitar preguntarme si esto es realmente inclusión o solo otra puesta en escena para audiencias externas".

Maeng explicó que lejos de recibir ayudas, su madre era obligada a pagar cuotas al Sindicato de Mujeres de Corea del Norte, ya que no podía aportar trabajo físico, lo que era interpretado como una falta.

"Supuestamente existe un sistema de subsidios desde 1946, pero solo en papel. Nadie a nuestro alrededor había oído hablar de eso, y mucho menos recibido algo", aseguró.

Maeng también indicó que sus familiares que aún viven en Corea del Norte no han notado ninguna mejora en la forma en que se trata a las personas con discapacidad.

"Esto se parece más a un intento por mostrar a Corea del Norte como un 'país normal' que a un paso genuino hacia la igualdad", opinó.

Un patrón de políticas sin implementación

Las advertencias de Song y Maeng coinciden con las conclusiones de un informe conjunto de NKDB y la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH) presentado este julio ante la ONU. En él, se documentan casos sistemáticos de exclusión, reubicación forzada e institucionalización de personas con discapacidad.

El informe denuncia una estructura de apoyo discriminatoria, en la que solo ciertos veteranos con discapacidad reciben beneficios, mientras que la mayoría permanece invisible y segregada. Además, señala que no existen mecanismos independientes de supervisión ni organizaciones autónomas que representen a este colectivo dentro del país.

"Si Corea del Norte quiere apoyar realmente a los niños con discapacidad, debe empezar por cambiar cómo los ve la sociedad", concluyó Maeng.