El ente regulador "está ultimando nuevas normas, elaboradas tras una consulta pública, que exigirán a los bancos, monederos virtuales y otros proveedores de servicios financieros que adopten medidas de protección más estrictas contra los daños relacionados con los juegos de azar", dijo en un comunicado.
Entre los pasos "dirigidos a limitar el riesgo de adicción" figuran estándares más estrictos para verificar la identidad de los usuarios, así como límites en las transferencias relacionadas con las apuestas y restricciones temporales "para ayudar a frenar el comportamiento impulsivo".
El Banco Central también obligará a crear herramientas para que los usuarios puedan autoimponerse límites de gasto.
El comunicado llega un día después de que uno de los principales monederos virtuales del país, GCash, anunciara "funciones adicionales" para que los usuarios de juegos de apuestas en línea puedan limitar el dinero que dedican a los juegos de azar.
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"Si antes necesitabas tres clics para llegar al sitio web de los comerciantes de juegos, ahora necesitarás cinco clics", dijo en una rueda de prensa Carlo Puno, director financiero de Globe, la compañía de telecomunicaciones filipina dueña de GCash.
Los monederos virtuales han sido objeto de críticas recientes en Filipinas por permitir transferir dinero directamente y sin complicaciones a juegos en línea, desde póker o el blackjack hasta la ruleta o el bingo.
"Hay un casino en el bolsillo de cada filipino", constató el pasado marzo el presidente del Senado, Francis Escudero. La senadora Risa Hontiveros, por su parte, afirmó el martes que la cámara alta está estudiando "seriamente" regular el sector.
Las apuestas en línea han vivido un espectacular crecimiento en el archipiélago, superando por primera vez en el primer semestre del año las ganancias de los casinos físicos.
La Corporación Filipina de Diversión y Juego (Pagcor) desveló el martes de la semana pasada que el sector en línea registró unos ingresos brutos de 1.989 millones de dólares entre enero y julio de 2025, un 53.47 % del total de la industria del juego.
Los juegos en línea han sido fuente de controversias en el archipiélago en los últimos años, especialmente la polémica industria de los casinos virtuales dirigidos a ciudadanos extranjeros, sobre todo chinos.
Conocidos como POGO (siglas de Philippine Offshore Gaming Operators u Operadores de Juego Extraterritoriales) y legalizados en 2016 por el expresidente Rodrigo Duterte, se convirtieron en sinónimo de actividades delictivas y mafias, y fueron prohibidos el año pasado.
