A lo largo de 2025, según la ONU, llegaron a Italia a través de sus costas más de 63.900 personas, de las que el 18,3 %, eran menores, mientras que más de 1.700 han perdido la vida en el Mediterráneo central, en una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo.
Ahora, Unicef plasma estos datos en el informe "Familias en Movimiento", en conjunto con la federación internacional Terre des Hommes, en el que lanzan una serie de recomendaciones dirigidas a las instituciones para fortalecer la protección y acogida de las familias migrantes, con el fin de que reciban el apoyo necesario.
"Las familias que llegan a Italia, a menudo huyendo de conflictos, violencia o falta de atención para sus hijos, se enfrentan a viajes marcados por riesgos extremos y una grave vulnerabilidad", declaró en un comunicado la coordinadora de respuesta de Unicef en Italia para niños migrantes y refugiados, Nicola Dell'Arciprete.
Por ello, destacó, responder con intervenciones de emergencias "no es suficiente": "Se necesita una visión a largo plazo que permita a las familias reconstruir sus vidas en condiciones de dignidad y autonomía, en el mejor interés de quienes llegan, especialmente de las niñas y los niños, y de toda la comunidad", aseveró.
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Entre las sugerencias que envían a los distintos organismos centrales y locales, destacan la garantización de condiciones de recepción apropiadas, la reducción de las estancias prolongadas en centros de recepción inicial o la inclusión de personal capacitado, así como de mediadores lingüísticos y culturales.
Además, el texto también pide a las instituciones que promuevan la inscripción "inmediata" de los migrantes en el Servicio Nacional de Salud, la escuela y servicios de guardería, y que garanticen vías de apoyo especial para personas con experiencias "potencialmente traumáticas, como tortura, violencia de género o duelo".
En el informe, ambas organizaciones reconstruyen la historia de algunas víctimas a través de relatos recogidos en los centros de acogida, incluidas las dificultades que experimentan, sus necesidades y vulnerabilidades específicas. Por ejemplo, las familias suelen permanecer en centros de acogida extraordinarios durante largos periodos, a veces varios años.
Por su parte, la jefa de incidencia y programas para Italia en Terre des Hommes, Federica Giannota, recalcó que detrás de cada historia, se encuentra una familia "que simplemente intenta empezar de nuevo con dignidad".
"Queremos dar visibilidad a esas familias invisibles, para que puedan acceder fácilmente a todos los servicios esenciales para su salud y protección, tras un viaje que los ha expuesto a innumerables peligros", agregó.
Una de las historias destacadas en el informe es la de Khadija, originaria de Marruecos, que llegó a Italia desde Libia en 2022 y fue acogida en un centro en Sicilia, amplio pero aislado, donde su hija pasó muchas dificultades, como ataques de pánico.
Pero Khadija "encontró la fuerza para empezar de nuevo: obtuvo su carnet de conducir, terminó la secundaria", y ahora es voluntaria y apoya a otras personas necesitadas.
