El mandatario atribuyó el lunes el crimen a “la ira” que Reiner “provocó en otros a través de su enorme, inflexible e incurable enfermedad que paraliza la mente, conocida como Síndrome de Trastorno por Trump”.
El cineasta, autor de clásicos como Cuando Harry conoció a Sally (1989), fue degollado en su domicilio de Los Ángeles. Su hijo Nick fue detenido como presunto sospechoso del asesinato de sus padres, cuyos cuerpos fueron hallados el domingo por la hija de la pareja, Romy, según la prensa estadounidense.
Para el congresista Mike Lawler, representante de Nueva York, el mensaje de Trump fue equivocado: “Independientemente de las opiniones políticas de cada uno, nadie debería ser sometido a la violencia, y menos aún a manos de su propio hijo. Es una tragedia horrible que debería suscitar la simpatía y la compasión de todos en nuestro país, sin excepción”, dijo en X.
La también conservadora Stephanie Bice, legisladora de Oklahoma, subrayó en esa misma red social que después de que un padre y una madre hayan sido “asesinados a manos de su hijo, quien atravesaba serios problemas”, se debería acompañar a la familia con oraciones, no convertir la situación en un asunto político.
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Nick Reiner había estado en el pasado en centros de rehabilitación y llegó a vivir en la calle debido a sus adicciones. Amigos de la familia declararon al periódico Los Angeles Times que el director y su hijo discutieron el sábado en una fiesta en casa del famoso presentador Conan O’Brien y que mucha gente notó que el hijo se comportaba de forma extraña.

El congresista Don Bacon, representante de Nebraska, indicó en una declaración al medio digital Axios que “la mayoría de los estadounidenses quiere más y algo mejor” de su presidente.
El comentario de Trump sobre Reiner no se limitó a su red social, Truth Social. En el Despacho Oval de la Casa Blanca, en una charla con periodistas, reiteró después que no era “nada fan” del director, a quien consideró alguien “muy malo” para el país y una persona “trastornada”.
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Entre quienes alzaron la voz en contra del tono del líder republicano en sus propias filas estuvo también Marjorie Taylor Greene, quien recientemente se ha distanciado del mandatario pese a haber sido en el pasado uno de sus apoyos más leales.
Para la representante de Georgia lo sucedido fue “una tragedia familiar, no algo relacionado con la política ni con enemigos políticos”.
“Muchas familias lidian con un familiar que enfrenta una adicción a las drogas y problemas de salud mental. Es increíblemente difícil y debería abordarse con empatía, especialmente cuando termina en un asesinato”, señaló en X.
