En una intervención ante el Consejo de Seguridad, Joyce Msuya, asistenta de Asuntos Humanitarios del Secretario General, António Guterres, reconoció avances durante el último año, especialmente en la reducción de la violencia y el retorno de millones de desplazados.
Según datos de la organización, unos dos millones de desplazados internos han regresado a sus hogares, muchos de ellos tras años viviendo en campamentos en condiciones precarias.
A ellos se suman más de 1,3 millones de personas que han vuelto desde países vecinos.
"Sin embargo, muchas familias regresan a viviendas dañadas o destruidas y a comunidades con escasos servicios básicos y oportunidades de empleo, por lo que seguirán dependiendo de la ayuda humanitaria a corto plazo", indicó Msuya.
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Al mismo tiempo, millones de personas continúan desplazadas dentro del país y la mayoría de quienes permanecen en campamentos no prevé regresar en el próximo año debido a la "falta de vivienda adecuada, agua, electricidad y empleo", especialmente durante los meses de invierno, afirmó.
La funcionaria agregó que es necesario "intensificar la diplomacia para desescalar focos de tensión y evitar nuevos enfrentamientos", tras episodios recientes de violencia que han provocado desplazamientos y víctimas civiles.
También pidió "inversiones para la recuperación y reconstrucción del país, facilitadas por la reintegración gradual de Siria en la comunidad internacional y el alivio de algunas sanciones".
"La oportunidad de cambio es real, pero frágil", advirtió Msuya, que llamó a la comunidad internacional a "aprovechar el momento" para apoyar a la población siria en su camino hacia la recuperación.
Mientras, la subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos, Rosemary A. DiCarlo, afirmó ante el Consejo que, un año después de la salida del poder de Bashar al Assad, Siria ha registrado "avances significativos en su transición política", pero alertó igualmente de que la situación sigue siendo "frágil" y "marcada por tensiones y desafíos de seguridad".
DiCarlo subrayó la necesidad de "mantener el apoyo internacional, impulsar la reconciliación y la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos" para así avanzar en "una transición inclusiva, con la participación plena de las mujeres, para consolidar la estabilidad y la reconstrucción del país".
El Gobierno de transición sirio, varios países árabes y occidentales, así como organizaciones internacionales, han instado repetidamente al levantamiento de las sanciones que pesaban sobre el Gobierno de Al Asad, en particular las estadounidenses, con el fin de ayudar a la reconstrucción y la recuperación económica de Siria tras 14 años de guerra.
