Unos 6,8 millones de electores -de una población nacional de algo más de 14,5 millones- están llamados a las urnas, tres meses después de la aprobación de una nueva Constitución y en una clima de represión de la disidencia.
Estas son las claves para entender las elecciones presidenciales en este país de África occidental, que posee uno de los mayores depósitos de mineral de hierro del mundo y es el principal exportador de bauxita, componente clave del aluminio, si bien gran parte de la población vive en la pobreza.
Los guineanos eligen al próximo presidente de la República, que ostenta el Poder Ejecutivo y el mando supremo de las Fuerzas Armadas, en la primera votación desde el golpe de Estado del 5 de septiembre de 2021.
El presidente es elegido por sufragio universal directo mediante un sistema de mayoría absoluta en dos vueltas: si ningún candidato obtiene más del 50 % de los votos en la primera ronda, se procederá a una segunda.
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El proceso electoral llega después de la aprobación, en un referéndum celebrado en septiembre pasado, de una nueva Constitución.
Este texto legal busca restablecer el orden constitucional, suspendido desde el golpe, e introduce cambios clave, como la ampliación del mandato presidencial de cinco a siete años, con posibilidad de una sola reelección.
La política guineana ha estado marcada por una prolongada crisis democrática desde que los militares tomaron el poder y derrocaron al entonces presidente, Alpha Condé, en el cargo desde 2010.
Aunque la junta militar prometió inicialmente un rápido retorno al orden constitucional, el camino hacia las elecciones ha sido lento y complejo.
De hecho, acordó con la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) una transición de dos años antes de devolver el poder a un Gobierno civil, pero ese plazo no se cumplió.
En un principio, la junta anunció una reforma política desde las bases, que incluía la celebración de elecciones municipales y locales, aún pendientes.
Posteriormente, convocó un referéndum para aprobar una nueva Constitución, refrendada con alrededor del 89 % de los votos.
Sin embargo, la oposición denunció que la votación se desarrolló en condiciones favorables al régimen y llamó al boicot.
Tras el proceso de revisión y validación de las candidaturas por parte de la junta, la lista definitiva aprobada por la justicia electoral guineana quedó reducida de manera drástica: de los 51 aspirantes, sólo 9 fueron admitidos para competir oficialmente.
Entre los candidatos destaca el general Doumbouya, el gran favorito.
Su candidatura generó críticas, ya que muchos sectores recuerdan su compromiso inicial de devolver el poder a civiles y no presentarse a los comicios.
El resto de aspirantes incluye figuras menores y prácticamente desconocidas, con la excepción del opositor Faya Lansana Millimono, del partido Bloque Liberal, cuya presencia apenas representa un desafío para Doumbouya.
En esta oposición debilitada, destaca la única mujer en la contienda: Hadja Makalé Camara, del Frente por la Alianza Nacional (FAN), exministra de Agricultura, Ganadería y Bosques (1994-1996) y de Asuntos Exteriores (2015-2017).
La drástica reducción de la lista de candidatos generó polémica, ya que figuras políticas consagradas y líderes de partidos tradicionales no lograron cumplir los requisitos administrativos o fueron descartados durante la revisión de sus expedientes.
Entre los casos más notables figura el de Condé, excluido por superar el límite de edad establecido en la nueva Constitución: 80 años. Condé, de 87, quedó así fuera de la contienda.
Asimismo, los exprimeros ministros Cellou Dalein Diallo y Sidya Touré tampoco pudieron presentarse debido a su residencia en el extranjero.
La ONU y organizaciones pro derechos han denunciado que las autoridades militares han reprimido a la oposición, los medios de comunicación y la sociedad civil desde que tomaron el poder.
Las elecciones se desarrollarán el domingo desde las 07:00 hasta las 18:00 hora local (misma hora GMT).
Tras el cierre de las urnas, las actas electorales procedentes de las mesas de votación deben ser remitidas a la Dirección Ejecutiva Nacional de Elecciones (DENEL) en un plazo máximo de 48 horas.
La DENEL, a su vez, transmite los resultados al Consejo Nacional Electoral, que publicará la compilación global de los resultados provisionales en un plazo no superior a 24 horas.
Si ningún candidato obtiene mayoría absoluta en la primera vuelta, se convocará una segunda ronda entre los dos candidatos más votados, 21 días después de la proclamación de los resultados iniciales.
En caso de que no se presenten recursos de impugnación ante la Corte Constitucional en los ocho días siguientes a la publicación de los resultados provisionales, este organismo proclamará oficialmente como presidente al candidato ganador.
