Durante el encuentro en el Palacio Apostólico del Vaticano el pontífice agradeció el legado de San Tomás de Villanueva, un fraile agustino y obispo en la España del siglo XVI que conoce muy bien y del que conserva una reliquia en su cruz pectoral.
Entre otras cosas, ante los peregrinos llegados a Roma por el Año Santo, destacó su "profunda interioridad" y su "laboriosidad", aspectos a su parecer importantes en un mundo como el actual, que "parece ofrecernos todo de manera cada vez más rápida y fácil".
"Su sobriedad y sencillez, su trabajo abnegado —sobre todo en el ámbito universitario— y su celo apostólico nos llevan a pensar que debemos reconocer los talentos que hemos recibido y ponerlos al servicio de la comunidad, con esfuerzo y dedicación, para que se multipliquen en favor de todos", animó el pontífice.
Por último, León XIV subrayó el amor a los pobres de San Tomás de Villanueva, lo que le supuso el título de 'limosnero de Dios', y agradeció que en su parroquia se siga su ejemplo.
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"Me han compartido que en su parroquia este aspecto está muy presente, en gestos y obras concretos. Les agradezco esta sensibilidad", terminó el pontífice estadounidense.
