Bipartidismo y otras yerbas

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Por tanto tiempo hemos mirado en “rojo y azul” y dejamos que la emoción de una polca, la tradición familiar y el fanatismo nos impulsen a votar (no a elegir).

Hemos formado parte del deterioro de nuestra sociedad, pero llegó el momento de reflexionar: intendentes y gobernadores (salvo un puñado de excepciones que se cuentan con los dedos de una mano) han malversado fondos destinados a nuestros niños, permitiendo construcciones precarias, inseguras, inútiles.

Ninguno está preso porque la justicia también les teme y se hace la ñembotavy a la hora de investigarlos, juzgarlos y condenarlos. Me pregunto: ¿Cuánto daño más deben hacer los dirigentes de los partidos tradicionales para que sus afiliados dejen de votarlos hasta que se recupere la verdadera visión de servicio y búsqueda del bien común?

La izquierda y los partidos emergentes como “opción” también nos decepcionaron porque enseguida permitieron que los vicios que condenaban en el discurso se apoderen de sus conductas de gobierno. Necesitamos compromiso de gente nueva que no negocie los valores, que no juegue al honesto, que diga menos y haga más. ¡Solo sueños inundan mi alma!

Kattya González

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