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“¡De ninguna manera! Eso puede matar al animal hambriento”, advierte la veterinaria alemana Tina Hölscher.
Según la especialista, una ingesta de alimento compulsiva puede alterar el metabolismo del animal. Entonces, los procesos de degradación se transforman repentinamente en secuencias de acumulación, para lo cual le van a faltar minerales vitales en el cuerpo debido a los días de privación de alimentos.
Los síntomas aparecen varios días después
Hölscher explica que, por lo general, los primeros signos del llamado síndrome de realimentación, que produce alteraciones metabólicas desencadenadas tras la rápida reintroducción de comida, aparecen entre tres y cinco días después de la primera ingesta. Este puede producir una falla orgánica general y provocar la muerte del animal.
Para evitar esta situación, hay que comenzar a alimentar al animal con mucho cuidado. Cuanto más desnutrido esté, más prudente debe ser su alimentación.
La veterinaria de la asociación protectora de animales Aktion Tier en Berlín aconseja darle al principio solo un diez por ciento de las cantidades de alimento diarias recomendadas. La ración debe aumentarse paulatinamente hasta llegar al cien por ciento en el transcurso de las dos primeras semanas.
Asimismo, hay que prestar atención de atenerse a una dieta baja en carbohidratos, para que se acelere el metabolismo de la glucosa. De este modo, el animal recuperará sus fuerzas de forma lenta, pero constante.