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El Otterhound tiene sus raíces en la Edad Media en Gran Bretaña. Su propósito principal era la caza de nutrias, una práctica común entre la realeza y la nobleza por razones de control de plagas.
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Se cree que esta raza es el resultado del cruce entre antiguos sabuesos franceses y perros de caza locales.
Su habilidad para seguir el rastro en tierra y agua lo convertía en el compañero ideal para estas incursiones acuáticas.
La caza de nutrias se mantuvo popular hasta bien entrado el siglo XX. Sin embargo, la ley de protección a las nutrias en el Reino Unido de 1978 marcó el fin oficial de esta actividad, iniciando así un declive en la utilización de la raza.
Características del Otterhound
El Otterhound es un perro grande, robusto y musculoso, con un pelaje áspero y resistente al agua que le permite desempeñarse bien en condiciones húmedas y frías.
Su cabeza es ancha, con orejas largas y caídas, y ojos expresivos que reflejan su naturaleza amigable y curiosa.
Tienen una capacidad olfativa excepcional, comparable a la del Bloodhound, y pueden seguir un rastro incluso en el agua.

Son conocidos por su naturaleza amigable y extrovertida. A pesar de su tamaño, se les considera amables y buenos con los niños, lo cual los convierte en mascotas familiares ideales.
Tienen una personalidad inquisitiva y requieren mucho ejercicio físico y mental para mantenerse felices y saludables.
Razonamiento del declive
El declive en la población del Otterhound comenzó con la prohibición de la caza de nutrias. Una vez que se detuvo esta actividad, la necesidad de esta raza especializada disminuyó drásticamente.
Adicionalmente, su gran tamaño y necesidades específicas de ejercicio y espacio hacen que muchas personas opten por razas más pequeñas y de menor mantenimiento.
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Organizaciones dedicadas a la preservación de razas, como el Kennel Club de Reino Unido, han clasificado al Otterhound como una raza vulnerable debido a su escasa población mundial. Se estima que hay menos de 1,000 ejemplares en todo el mundo.
Los programas de cría selectiva y los esfuerzos de concientización sobre la raza están en marcha, pero la recuperación es un proceso lento.
Criadores responsables están centrados en mantener la salud genética y el temperamento deseado del Otterhound.
El Otterhound es una raza única con un legado invaluable en la historia de la caza británica. Su declive es un testimonio de cómo los cambios en las prácticas humanas pueden impactar a las especies especializadas.
Sin embargo, con el esfuerzo conjunto de criadores y amantes de los perros, todavía hay esperanza para esta raza formidable y amistosa. Preservar al Otterhound no solo es importante para mantener la diversidad canina, sino también para continuar celebrando la rica herencia cultural que representa.