Falta agua por culpa de equipos obsoletos de la Essap

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essap bomba de agua con problemas
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La baja presión y el corte del servicio de la Essap que afecta a numerosos barrios de la capital se debe a que varias electrobombas de su planta de tratamiento Viñas Cué y Centros de Distribuciones de la ciudad están averiadas. Los operarios intentan reparar, pero resulta imposible porque los aparatos son viejos y nunca fueron sometidos a mantenimiento.

Las bombas succionadoras de agua cruda y del sistema de distribución de agua potable de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) están prácticamente agonizantes, debido a la dejadez de las administraciones de turno que no las sometieron a tareas de mantenimiento. Hoy día los equipos eletromecánicos ni siquiera logran operar al 50% de su capacidad, según técnicos de la aguatera estatal que solicitaron la reserva de su identidad.

“Lógico que existen problemas en un sistema viejo que no fue rehabilitado en tiempo y forma”, había argumentado el gerente general de la estatal Carlos López, en enero cuando se produjo otro corte masivo del servicio de agua en los barrios de la capital.

También había anunciado que estarían llegando cuatro nuevas electrobombas en mayo, mes en que el consumo baja por el cambio de estación. Significa que todo lo que resta del verano los usuarios seguirán con los problemas.

Hoy le consultamos sobre los materiales y los planes que tienen para enfrentar este acuciante problema, pero no recibimos ni una respuesta.

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Esta semana los usuarios de siete barrios (de 68) convocaron a los medios de comunicación para quejarse amargamente contra la Essap. Muchos de los denunciantes deben adquirir bidones de agua para bañarse. Con otros con mejor suerte esperan la madrugada, cuando baja la demanda, para poder ducharse y juntar agua en todos recipientes disponibles ya sea para cocinar o lavar la ropa.

Lo paradójico es que donde vamos nos topamos con importantes pérdidas de agua en la vía pública. Según los últimos datos proveídos por técnicos de la Essap, las pérdidas monetarias por culpa de caños rotos y conexiones clandestinas trepan a unos US$ 28 millones anuales.

En la estatal tampoco se preocupan en atender rápidamente los reclamos. Pueden pasar días, semanas e inclusive meses para que una cuadrilla acuda a solucionar el problema. Una de las demoras, según dicen, es que los cuadrilleros sólo trabajan seis horas. No se destacan tampoco por hacer buenos trabajos. Una auditoría reveló en 2016 que sus reparaciones son de baja calidad. Otra falencia es la mala calidad de los materiales empleados por los cuadrilleros, según el informe.

Finalmente, para enfrentar las pérdidas y la demanda el siguiente verano la Essap proyecta invertir alrededor de US$ 15 millones en la construcción de una nueva planta de tratamiento.