La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, indicó que este porcentaje representan casi 325 millones de personas. Esto se torna más preocupante, ya que nuestro continente se constituye actualmente en el centro de la pandemia mudial.
Desde las OPS recuerdan que hay enfermedades crónicas subyacentes, como la diabetes, la enfermedad renal y la hipertensión, así como la tuberculosis o la inmunosupresión que elevan considerablemente la posibilidad de desarrollar un cuadro grave de la enfermedad que está causando estragos sobre todo Estados Unidos y Brasil, que son los países con mayor cantidad de muertos y contagiados a nivel mundial.
“Desafortunadamente, muchas de estas condiciones médicas están muy extendidas en las Américas, lo que hace que nuestra región sea más vulnerable”, dijo Etienne en una sesión informativa para medios de comunicación.
Igualmente estiman que de las 325 millones de personas hay unas 43 millones consideradas en alto riesgo y que de contraer el coronavirus requerirían internación, lo que a su vez se traduce en el estres del sistema sanitario de cada país para tratar de atender dichos casos.
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Destacó que si bien se considera que los adultos mayores de 65 años generalmente son los más vulnerables, las poblaciones más jóvenes no deben considerarse inmunes.
“Los adultos en edad laboral, que se refiere a las personas de 15 a 64 años, no son inmunes, ya que muchos de ellos viven con una o más condiciones de salud subyacentes. La diabetes y la enfermedad renal crónica, en particular, son especialmente frecuentes entre las poblaciones adultas”, indicó Etienne.
Igualmente alertan sobre no descuidar el otro lado de la medidas sanitarias de confinamiento, que es el descuido de la atención de salud a pacientes con otras enfermedades como el cáncer o el VIH, ya que muchos de ellos pueden ver afectados sus tratamientos y el recibir medicamentos por esta situación de encierro obligatorio o el temor de acudir a los hospitales.
En tal sentido, sugieren fortalecer alternativas como la telemedicina y crear puntos de atención nuevos para que los pacientes con enfermedades de base no tengan contacto con los pacientes con COVID-19.
