Deisy Amarilla, presidenta de la Asociación de Indigenistas del Paraguay, explicó que el reconocimiento es muy importante porque con él se le está dando visibilidad a la problemática. “Ellos fueron expulsados de sus tierras ancestrales. Se reconoce la resistencia de este pueblo”, expresó. Agregó que actualmente persiste la lucha para recuperarlas.
Más de 40 familias viven en Loma, en pequeñas carpas de hule o polietileno. Su deseo es contar con escuela propia en la comunidad y una infraestructura para el puesto de salud. Cuentan con ganado menor y huertas, así como un pozo artesiano que necesita de energía eléctrica para proveer agua a las familias en forma regular.
Según denuncia la comunidad, tres ganaderos invasores buscan apropiarse de 10.079 hectáreas en proceso de titulación y ningún fiscal tomó cartas en el asunto ante la denuncia por invasión que realizó la comunidad.
