El jugador iba a presentar en sociedad el nuevo desafío de la empresaria, la Fundación Fraternidad Angelical (habilitada por el gobierno de Mario Abdo Benítez) e iba a promocionar el anteriormente citado “móvil para la salud de los niños y niñas”. De paso, acordaron que el crack presentaría su libro en Paraguay e inauguraría el casino “Il Palazzo”, un centro de juegos de azar del también brasileño Nelson Luiz Belotti dos Santos, investigado por sus conexiones con el doleiro Alberto Youssef, acusado en el caso Lava-Jato. Según fuentes, sedujeron a los hermanos De Assis con la posibilidad de que podrían hacer negocios en Paraguay. Para esto último, necesitaban documentos paraguayos.
Nadie en su sano juicio se imaginó que la mañana del 4 de marzo de este 2020, mientras sonaba una banda de músicos, con custodia de la Policía Nacional, militares de la Prefectura General Aeronáutica (PGA), guardaespaldas y autoridades, con una multitud vistiendo remeras amarillas con el rostro del jugador, Ronaldinho y Roberto de Assis Moreira entraban al Paraguay con documentos falsos. Los pasaportes y cédulas eran tan falsos que tenían como foto el mismo rostro estampado en las camisetas usadas en el aeropuerto y en las pelotas que prepararon para regalar.
Sin embargo, Ronaldinho y su hermano no fueron los primeros brasileños con documentos falsos que el mismo grupo de personas metió al Paraguay. Y el esquema operativo, definitivamente, no incluyó solamente a paraguayos, sino también a brasileños.
Ronaldinho sirvió para esconder sospechas mucho más graves de documentos falsos, dudoso financiamiento electoral.
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