Detestables son quienes se apropiaron de bienes y siguen impunes, dice arzobispo

Este artículo tiene 4 años de antigüedad
Mons. Edmundo Valenzuela inciensa al Niño Dios en la misa de Navidad que celebró el año pasado en la Catedral Metropolitana.
Mons. Edmundo Valenzuela inciensa al Niño Dios en la misa de Navidad que celebró el año pasado en la Catedral Metropolitana.Archivo, ABC Color

El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, denunció en la misa de Nochebuena la violencia moral de quienes se apropiaron de bienes del Estado y siguen impunes. “Ellos son detestables para el pueblo paraguayo”, apuntó.

“La misa de Navidad es la recordación del nacimiento de Jesús. Un acontecimiento que nos abre nuevamente a la esperanza”, dice el mensaje del arzobispo leído en la misa de Nochebuena en la Catedral Metropolitana.

Valenzuela calificó el nacimiento del Niño Dios como una “luz que sigue iluminando” y que se refleja en un proyecto pastoral de cinco faros. El primer faro celebra el año de la eucaristía. “No queremos la oscuridad de la pandemia, de los contagios, de las muertes. No queremos la pérdida o la falta de trabajo o del trabajo informal. No queremos el hambre, la ignorancia, la violencia, el narcotráfico, los robos al Estado paraguayo y todo tipo de injusticia y explotación del hombre por el hombre”, resaltó. En esta situación pide comprometerse a que “la Eucaristía sea nuestro alimento, nos sane de la indiferencia y el abandono religioso”.

En el segundo faro habla de la vida cristiana, mientras que el tercero se refiere a la Encíclica “Fratelli tutti” (del papa Francisco). Al respecto sostuvo que la sociedad pasa por oscuridad social, sanitaria y cultural. Por eso el papa Francisco alerta a superar la educación deficiente, el modelo económico basado en ganancias, que no duda en explotar y descartar e incluso matar al hombre.

Agregó que la vieja humanidad promueve antivalores que destruyen la dignidad humana, como el egoísmo, la violencia, la corrupción, la indiferencia y la vida cerrada a la trascendencia.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

En el cuarto faro, Valenzuela se refiere a la economía solidaria. “El tema de la economía ha sido una preocupación de la sociedad, con varias corrientes, a veces opuestas. La economía solidaria es un camino difícil, pero es una verdadera solución”, indicó.

Denunció el virus de la violencia moral de quienes se apropiaron de los bienes del Estado y siguen impunes. “Ellos son detestables para el pueblo paraguayo”, apuntó.

Según el arzobispo, la economía nacional se resiente por el incumplimiento del pago de los impuestos y que debe contribuir al bien común. Agregó que la sociedad se resiente además por la brecha entre pobres y ricos, entre quienes nadan en la abundancia y quienes pasan todo tipo de necesidad económica, social y cultural.

Ante este panorama pidió encender el faro de la economía solidaria, “Sigamos difundiendo excelentes ejemplos de solidaridad con los pobres y necesitados (comedores y ollas populares), promoviendo el trabajo formal y la ayuda social y asistencial a los pobres, con nuevas perspectivas de innovación en el trabajo solidario”, afirma el mensaje.

El arzobispo también valoró el trabajo del personal de blanco de los hospitales y centro de salud.

Habló del quinto faro, que se refiere a la prevención de abusos sexuales de menores y de mujeres. “Las familias, las instituciones educativas, sociales, culturales y la misma Iglesia se han resentido por los abusos sexuales. Nos han sacudido los movimientos que promueven las ideologías de género, como la cantidad de violencias y abusos de menores y de mujeres. Estas son las sombras y oscuridades que hemos vivido. En algunas familias ha habido sufrimiento por los abusos de menores. En algunas parejas ha habido crímenes, abortos y violencia”, explicó. Ante estos hechos propuso amar la vida desde su concepción a su muerte natural. Promover la familia como hogar de amor y de fe y defender el matrimonio entre el varón y la mujer.

Indicó que la dolorosa pandemia debe llevar a reinventar la manera de vivir. “Pasemos de la oscuridad y de las amenazas denunciadas a la luz de Cristo Jesús, encendiendo los potentes faros del año de la Eucaristía”, dijo finalmente.