Alerta aeropuerto: hoy fue cocaína, pero mañana podría ser una bomba

La asquerosa mafia del aeropuerto Silvio Pettirossi de Luque, que casi le arruinó la vida a una paraguaya a la que le plantaron cocaína en su maleta, debe ser extirpada con un ejemplar castigo, ya que si hoy se atreve a alzar drogas a un avión, mañana podría colocar incluso una bomba a bordo.

El can antidrogas Akira olfatea algunas maletas en el área de bodega del aeropuerto Silvio Pettirossi. Aparecen también su entrenador, la   ministra de la Senad, Zully Rolón, y el presidente de Dinac, Félix Kanazawa, entre otros. Atrás, el contenedor dentro del cual se contaminó con cocaína la maleta de la paraguaya Fany del Pilar Sosa Benítez, pasajera de Air Europa.
El can antidrogas Akira olfatea algunas maletas en el área de bodega del aeropuerto Silvio Pettirossi. Aparecen también su entrenador, la ministra de la Senad, Zully Rolón, y el presidente de Dinac, Félix Kanazawa, entre otros. Atrás, el contenedor dentro del cual se contaminó con cocaína la maleta de la paraguaya Fany del Pilar Sosa Benítez, pasajera de Air Europa.

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El vergonzoso escándalo trascendió hace exactamente una semana, cuando la paraguaya Fany del Pilar Sosa Benítez (38) fue arrestada con 23 kilos de cocaína en su maleta en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, España.

La compatriota acababa de arribar en un avión de Air Europa que despegó la noche antes del aeropuerto Silvio Pettirossi de Luque, Paraguay.

Fany Sosa salió de la cárcel de mujeres de Madrid el jueves último, después de que se comprobara que su equipaje fue contaminado por narcofuncionarios del aeropuerto luqueño.

La fiscala Lorena Ledesma imputó básicamente por tráfico internacional de drogas, de momento, a seis sospechosos, de los cuales cinco van a prisión por orden del juez Gustavo Amarilla.

El primero fue el ahora ya encarcelado Luis Enrique Zayas Garay (23), empleado de la empresa Longport, subcontratada por Air Europa para la seguridad del vuelo.

Este joven, según la imputación, era el encargado en la bodega del aeropuerto de controlar y guardar todas las maletas de los pasajeros dentro de un contenedor que a su vez tenía que subir al avión lacrado con una precinta de seguridad.

Supuestamente, Zayas “no aseguró con todas las precintas exigidas, para de esa manera facilitar la modificación del equipaje y la introducción de sustancias estupefacientes, y luego autorizó el traslado del contenedor hasta la bodega del avión”.

El contenedor con las maletas fue depositado en el avión a las 17:22 del sábado 8 de mayo pasado por los maleteros ahora también presos e imputados Damacio Brítez Ávila (43), Francisco Javier Torres Ortiz (38) y Omar Agustín Gómez Cuéllar (34), quienes son funcionarios de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac).

El ya encerrado Juan Cecilio López Arzamendia (34) y el hasta ahora prófugo Juan Carlos Gastón Acuña Giménez (22), también empleados de Longport, operaban en ese momento como agentes de rampa, recibieron el contenedor dentro de la aeronave, debían verificar que estuviera sellado y sin manipulación, señala la imputación.

Sin embargo, una vez en la bodega del avión, abrieron el contenedor, localizaron la maleta de Fany Sosa, sacaron sus pertenencias (14 kilos de ropa) y en su remplazo colocaron dos mochilas negras con 20 panes de cocaína en total, dice el documento.

Después aseguraron con un candado la valija, colocaron una calcomanía de princesas, borraron el nombre de la pasajera y acomodaron la maleta de manera vertical (parada) frente a todas las otras que estaban apilonadas unas sobre otras, de modo a que el equipaje contaminado pudiera ser rápidamente identificado al llegar a España, siempre según la investigación fiscal.

Así, los tres empleados de Longport y los tres funcionarios de la Dinac “conforme a un acuerdo común, habrían actuado, cada uno con una función específica, para remitir los panes de cocaína a Madrid, modificando el contenido de la maleta”, se lee en el escrito.

Inmediatamente después de las primeras detenciones en el aeropuerto Silvio Pettirossi, los demás miembros de la rosca de funcionarios corruptos había rescatado otra gran carga de cocaína que la tenían escondida en una caleta dentro de un cielo raso de un baño, increíblemente, en el mismo piso donde funciona la Presidencia de la Dinac.

Los trabajadores desleales ni siquiera tuvieron tiempo de volver a tapar el escondite, de donde probablemente cada semana sacaban cierta cantidad de droga para enviarla a Europa entre valijas de usuarios del aeropuerto estatal que, en caso de ser descubiertos, eran los únicos que terminaban presos y además siendo inocentes.

Pese a que Fany Sosa se salvó esta vez, cuántos otros compatriotas inocentes estarán pagando en cárceles de algún país extranjero por culpa de esta rosca que opera en el Silvio Pettirossi. Dicha mafia, que hasta hoy opera libremente en el tráfico de drogas fácilmente mañana podría incluso colocar una bomba en cualquier avión, migrando así sus operaciones al terrorismo global.

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