La estancia Lusipar, donde ocurrió un enfrentamiento entre campesinos y la Policía Nacional, es reclamada por organizaciones campesinas que solicitan la cesión de 11.000 hectáreas en el marco de la reforma agraria. El ministro del Interior, Enrique Riera, defiende la actuación de la Policía y confirma que las mujeres y niños fueron retirados del lugar en un helicóptero.
El Estado no puede transferir la propiedad debido al litigio judicial entre el heredero Eduardo Moleriño y el presunto narcotraficante Luiz Carlos da Rocha, alias Cabeza Branca, a quien se decomisó la estancia tras su captura en Brasil en 2017.
El enfrentamiento se produjo en la zona de Tacuatí, departamento de San Pedro, en la estancia Lusipar, donde la Policía Nacional desplegó 700 agentes y evitó que grupos campesinos que buscaban ocupar el establecimiento ingresaran.
Hubo enfrentamientos, uso de elementos no letales, 42 detenidos y vehículos incautados, según reportaron.
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Por su parte, Riera manifestó que las mujeres y niños fueron utilizados por el líder campesino Elvio Benítez para atropellar el portón de la estancia y que se utilizó un sistema de gases y balines de goma para dispersar a los campesinos, “no usamos armas letales”.
“El ataque fue contenido con éxito y la Fiscalía está elaborando el proceso para los detenidos”, indicó.
También dijo que manejan información que un grupo quedó oculto en el monte y que se podría dar otro enfrentamiento el día de mañana, sábado.
“Esta tierra hoy está rentada, uno de ellos es de la familia Peronni, que tiene una escuela modelo para indígenas e hijos de sus empleados. Comento esto para desmentir que estamos protegiendo bienes de narcotraficantes, porque este es un bien privado que está administrado por Senabico”, explicó.
Agregó que la ocupación no es un derecho para reclamar, luego, la tenencia de la tierra. Esto es un gran engaño de parte de un líder que usa como carne de cañón a muchos campesinos.
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Cronología
Riera relató la cronología de los hechos ocurridos, e indicó que eran 18 subregionales comprometidas con una movilización y que lograron “hacerle entrar en razón” a 15 líderes.
Quedaron tres grupos a los que los consideran violentos, que acamparon a cuatro kilómetros de Lusipar. “Intentamos persuadirlos, de nuevo, pero no hubo caso”.
“De repente un pequeño grupo violento, usando a mujeres y niños por delante atropellaron el portón. Se aprovechó para incautar vehículos y armas de todo tipo y en el medio de la refriega un suboficial recibió un disparo, este es el recuento”, señaló.
