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“Tormenta y granizada cayeron ayer de tarde en esta capital” es el titular de la página 16 de la edición de ABC Color del 30 de diciembre de 1969. En el material se cuenta cómo una “perturbación atmosférica local, una tormenta de regular intensidad, acompañada de descargas eléctricas, relámpagos, truenos y granizo” causó estragos el 29 de diciembre en Asunción.
Fotografías muestran cómo la tormenta, de corta duración, causó graves raudales en la capital. Las imágenes fueron captadas en el cruce de 25 de Mayo y Tacuary y en Tacuary y Eligio Ayala.
El miércoles 15 de noviembre de 1972 también se registró una fuerte tormenta sobre la capital. De acuerdo a la crónica del diario ABC Color del día siguiente, se contó que “los raudales prosiguieron, en las calles, su destructiva labor”. “Las fuertes lluvias hicieron sentir su mayor fuerza en horas de la mañana, de ocho a diez aproximadamente y se prolongaron en tramos de la tarde”, refiere el artículo.
En una de las fotos de ese día se puede ver cómo el agua caía desde la calle Ayolas entre Haedo y Humaitá y arrastró a su paso un vehículo.
Pedro Gómez Silguera, en su artículo “Raudales de la bendición, raudales de la calamidad”, publicado el 13 de diciembre de 2015, recuerda estos y otros eventos en donde Asunción sufrió los raudales.
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Por ejemplo, recordó que alguna vez los raudales eran bien vistos porque limpiaban todo a su paso. Cita a Fulgencio R. Moreno, quien en 1920 escribió cómo era el panorama en 1786. “Y fue así como el Cabildo de Asunción pudo comprobar una vez más que las aguas que eran la bendición de la ciudad, así corrieran a sus pies como viniesen de arriba, y constituían entonces (como constituyen hoy) su poderoso elemento de comunicación externa, de limpieza, higiene y salubridad públicas, eran a la vez los agentes más activos de los estragos municipales...”, escribió Moreno.
Pero ni siquiera la modernidad pudo hacer que las autoridades planifiquen un mejor desagüe pluvial para Asunción. En esta foto, de 1997, se observa cómo el raudal afectó la zona de Boggiani y Eusebio Ayala, una que hasta hoy en día tiene este problema.