Dar a cada uno lo suyo

Tal vez este sea el año más esperado, tras la tragedia que constituyó el 2020.

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No podemos saber lo que ocurrirá, pero se palpa una sensación positiva o por lo menos el enorme deseo de que todo mejore y de esto no escapa la Justicia.

El Poder Judicial terminó muy golpeado el pasado año, producto de una sentencia que cayó como un balde de agua fría para la sociedad.

Los ejes centrales de las fuertes críticas ciudadanas fueron la pena de solo 2 años para quien manejaba en provecho propio y de los amigos, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y la absolución de otro miembro del JEM, al que se le escucha en un audio decir a una fiscala que amanezca frente a un banco (aunque ahora un tribunal de sentencia afirma que todo pudo haber sido montado).

Del fallo hay que decir que se dio una condena por tráfico de influencias y la inhabilitación de la posibilidad de ejercer la función pública.

Pero la sentencia pasa a ser meramente simbólica si es que se toma en cuenta de que es casi nula la posibilidad de que alguno de los condenados pise la cárcel.

No pasa por cortar cabezas a pedido del pueblo, sino que el fallo sea contundente para bien o para mal.

Una de las máximas del Derecho Rumano establece que se debe dar a cada uno lo suyo (del jurista Domicio Ulpiano).

Sin embargo, la sentencia dejó la sensación de que se quiso dejar contentos a todos, lo cual es imposible.

El fallo habló de la gravedad de los hechos, pero la exclusión del delito de asociación criminal y los años de condena no se compadecen con lo argumentado por los jueces.

Es más, la sentencia deja lugar a interpretación de que se dio una manito para el momento de la apelación.

El fallo careció de solidez, hasta echó la culpa a los testigos, por lo que no sería nada raro que la Cámara de Apelaciones ordene un nuevo juicio oral.

Capítulo aparte para el Ministerio Público que fue cambiando de fiscales por a, b, c motivo y nunca tuvo una línea investigativa convincente.

Se han escuchado desde el año 2017, numerosos de audios que hacían a causas judiciales abiertas, pero solo tres casos fueron indagados por la fiscalía, de los cuales, solo uno, fue tenido en cuenta para la sentencia.

Esta era una causa judicial muy identificada con la sociedad, que bien trabajada debía catapultar a fiscales y jueces, pero la sensación que quedó es que solo se buscó confundir con aquello de que hay una verdad real y una verdad jurídica.

Fue un mazazo para la Justicia lo ocurrido y salpica a todos los magistrados y fiscales, en un año en que otros legisladores como Tomás Rivas, Miguel Cuevas, Ulises Quintana y Carlos Portillo también deberían afrontar juicios orales por corrupción.

Es indudable de que hay una sólida estructura que trabaja para controlar el sistema Judicial. Este año el Consejo de la Magistratura (CM) seguirá siendo presidido por un diputado colorado (Roberto González Segovia) y el JEM por un senador liberal (Fernando Silva Facetti.

¿Cómo se hace frente a ese sólido sistema que constitucionalmente puede quitar y poner jueces?, pues con una Corte Suprema de Justicia que debe bajar línea de que no se tolerará la incompetencia ni mucho menos la venalidad. Y, sobre todo, que estará firmemente al lado del operador que cumpla con su deber. No se debe olvidar que la Corte tiene representación en el CM y en el JEM.

Pero para lograr esto, sus ministros se deben despojar en forma valiente del yugo político que los catapultó al alto cargo.

A partir de allí, los magistrados tendrán dos caminos a elegir: el de hacer historia con sentencias ejemplares o el de vender el alma a los poderosos de turno.

Jueces y fiscales deben enderezar el rumbo y lograr que la Justicia recupere la credibilidad. Que los augurios de un nuevo año lleguen a este ámbito. Feliz 2021 para todos.

ocaceres@abc.com.py

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