Estamos lejos, pero también cerca

El juego de palabras pareciera que no nos conduce a ninguna parte. Pero no es tanto así.

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Hay estadísticas no demasiado optimistas, y sin embargo sí existe una movilización ciudadana que despierta una enorme esperanza que sí nos ayuda a ir aplacando la pandemia.

Quién va a negar que entre las 19:00 y 21:00 no espera ansioso el “informe covid” de cada día.

Los últimos tres meses fueron calamitosos y alarmantes con una curva cuyo pico era desconocido. Positivos, internados, en terapia, fallecidos, etc. Pero fíjense como ese chocante reporte empezó a tener variables. Los contagiados confirmados dejaron de ser más de dos mil. Los recuperados diarios eran más. Que la cifra de muertos va mostrando un leve descenso no es para salir a festejar. El luto sigue y lo ideal es que no haya más pérdidas humanas.

A lo que quiero llegar: no estamos cerca del fin del problema porque los que están en sala común están luchando por recuperarse y son casi tres mil. Los de UTI de repente bajan un poco, luego sube otra vez. Con lo que estamos lejos de un control total de la crisis.

Que la ciudadanía se vuelque en masa para vacunarse es lo que nos hace estar otra vez en ventaja para acercarnos al posible fin del virus entre los paraguayos. Es por esto que estamos cerca. No duden. En la semana que estamos entrando seremos testigos de un momento histórico. Perdimos a los que amábamos, nos obligaron a encerrarnos con promesas de mejorar los hospitales y hasta el bolsillo nos quedó con un enorme agujero.

El paraguayo que vive y ama esta tierra sabe levantarse. Sabe que la adversidad lo anima más y lo vuelve un león indomable y todo un guerrero. Por eso demostremos al SARS COV-2 que esta raza guaraní ya tiene su arma, o su “bala” como dijo el director de Vigilancia de la Salud, Guillermo Sequera. Esa vacuna es la más poderosa arma en estos días. Queremos salir de esta. Nos ilusiona volver a brindar cuando todo esto pase.

El proceso es lento y así como sentís que estamos lejos de la meta, así también comenzá a soñar. La inmunidad sea por los biológicos o por el rebaño ayudará al mundo a volver a tener aunque sea un poco de lo normal que era antes del primer caso en Wuhan en China.

Que no nos agobie la incertidumbre. “No hay mal que dure cien años” dice el refrán. Más bien trabajemos por impregnarnos confianza y resiliencia. Asumamos un compromiso de ir a vacunarnos. Por nosotros, por los nuestros, por los que ya no están. No vale rendirse, vale aguantar esa larga fila en el puesto de dosis y saber que con tu grano de arena todos nos cuidamos y todos saldremos de la tormenta en la que navegamos.

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