Cargando...
Durante su campaña política, “Cesarito” Sosa prometió una moderna plaza, en una comunidad en particular, en la zona del Cementerio Este de Villarrica, en el barrio San Miguel. Ganó y días después ya pidió permiso a la Municipalidad para hacer la obra. La Junta Municipal le dio el OK, pero el jefe comunal se negó. O, mejor dicho, respondió que “ahí no”.
Resulta que el intendente liberal, que es oriundo del barrio San Miguel, ni bien supo de la obra prometida, se apresuró y decidió ordenar él mismo la construcción de una plaza en ese mismo lugar. El viernes fue la palada inicial. Invertirá unos G. 200 millones, frente a los G. 400 millones presupuestados por la Gobernación.
Benítez le ofreció a Sosa otros cinco espacios municipales para que “construya su plaza”. El problema es que las dimensiones y los terrenos no reúnen los requisitos del proyecto original.
Hasta el momento, no hay una postura oficial del jefe departamental, pero se sabe que al menos hay una molestia. Cesarito Sosa puede aceptar uno de los lugares ofrecidos que “sí están disponibles” o, bien llevar la obra a otro distrito (como ya ocurrió en otras administraciones, porque intendente y gobernador no se entendían).
Azul y rojo podrían haberse sentado a hablar. Magín Benítez fue terco y actuó con dolo, con mala voluntad. Rechazar una inversión de G. 400 millones solo perjudica a la ciudadanía. La comunicación entre las instituciones fue solo por notas y ese fue un error. No se reunieron para coordinar las inversiones y acordar obras en beneficio de los guaireños.
Ambos son jóvenes. Magín 35 años y Cesarito 33 años. Y este impasse puede ser el último, o ser el primero de muchas diferencias en donde los perjudicados vamos a ser, siempre, nosotros, no ellos.