La presión, el intruso que disuelve la motivación y nubla las ideas

Este artículo tiene 6 años de antigüedad
Desde cosas pequeñas, como las tareas del colegio, hasta labores que amamos, como bailar, cantar o escribir, cuando la autocrítica ataca, todo parece tan complicado.
Desde cosas pequeñas, como las tareas del colegio, hasta labores que amamos, como bailar, cantar o escribir, cuando la autocrítica ataca, todo parece tan complicado .Imagen extraída de la

Sentís cómo el cansancio se apodera de tu cuerpo y mente pero, como si fuera una obligación, buscás el mejor rendimiento pese a todo. La presión viene disfrazada de una “sana” autoexigencia, nubla tus ideas y martilla cada motivación hasta disolverla.

La semana se inicia con la misma rutina predecible: el cansancio matutino y, luego, la euforia que empieza a cobrar vida con el paso de las horas. Sentís que podés hacer de todo en un solo instante y ni siquiera los trabajos escolares o extra curriculares parecen detener tu ánimo.

De repente, como toda sensación que no fue invitada a formar parte de tu vida, la presión se acerca de a poco a vos, desestabilizando lentamente las ideas que creías fijas y la elevada autoestima que te motivaba hace un rato. Ahora todo te parece mal: tus trabajos están incorrectos, no estás dando lo suficiente y tu mente se ve bloqueada a la hora de poner en marcha un proyecto.

“¿En qué consiste toda esta mezcla de emociones?” y “¿desde qué momento el quehacer se volvió tan difícil?” constituyen las preguntas que se vuelven constantes en tu cabeza y, acompañadas por una amarga sensación de pérdida, martillan cada motivación hasta disolverla.

De esta manera, te presionás más y más para lograr el mejor resultado en cualquier trabajo ya que, al final, siempre debemos exigirnos un poco, ¿no? Después de todo, uno siempre se encontrará con algún tipo de presión a lo largo de su vida, empezando por el colegio, lugar en donde aún admiten equivocaciones, hasta en el trabajo, ámbito en el que no podés pegarte el lujo de fallar; entonces, tal vez, exigirte desde joven te prepara mentalmente para otras situaciones.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

No obstante, ¿estamos conscientes del límite que existe entre esperar lo mejor de nosotros mismos y exigirnos constantemente hasta alcanzar la perfección? A veces resulta complicado quedar en un punto medio y esforzarnos con nuestras obligaciones, aceptando los errores que podamos cometer pues, de alguna u otra manera, una inevitable presión logra inmiscuirse en nuestra cabeza, arruinando todo pensamiento positivo.

Desde cosas pequeñas, como las tareas del colegio, hasta labores que amamos, como bailar, cantar o escribir, cuando la autocrítica ataca, todo parece tan complicado y, aunque quieras superarte, creés que todos tus esfuerzos son en vano porque, según tu percepción, lo que hacés tiene un pésimo resultado.

Si realmente somos dueños de nuestros actos y emociones, ¿por qué parece tan complicado dejar a un lado nuestra excesiva autoexigencia? No existe un manual de respuestas que nos solucionen algunos embrollos mentales, pero algo sí es seguro: cuánto más escuchemos a esa vocecita que nos presiona, ni siquiera las cosas que amamos hacer se verán fáciles, pues las constantes demandas personales nos hacen ver el peor lado de todo. Así que, tenés el poder de elegir: ¿gana la presión o prevalece tu autodominio?

Por Macarena Duarte (17 años)