El público está expectante, se atenúan las luces, los corazones se preparan y se abre el telón para dar inicio a las escenas que transmiten magia, ahondando en todas las facetas de la creatividad. A través de monólogos, dramas, zarzuelas y comedias, las vivencias paraguayas y las ideas de dramaturgos nacionales se expresan, no solo en salas de teatro convencionales sino también en las calles, plazas, colegios, etc., dando vida a todo lo que se prepara durante mucho tiempo tras bambalinas.
Desde los inicios de las artes escénicas en Grecia hasta las guerras y regímenes autoritarios, el teatro se mantuvo firme y ha evolucionado, según registra la historia. Para Ever Enciso, secretario general del Centro Paraguayo de Teatro (Cepate), la diversidad observable con respecto al arte dramático en nuestro país se da como un florecimiento de sus distintas ramas, con mucha participación juvenil.
Moncho Azuaga, actor y dramaturgo, quien interpretó obras como "San Fernando" y escribió guiones como "Elisa Lynch y Pancha Garmendia, el amor en los tiempos de López", mira con esperanza el desarrollo de las artes escénicas en nuestra nación. Sin embargo, el artista manifiesta que "en la actualidad, uno de los factores ausentes es el de la crítica especializada y, por tanto, los actores, así como los directores, no tienen una brújula que les guíe para poder mejorar".
Azuaga refiere que, en la época de la dictadura stronista, se vivía una censura constante y, junto con sus colegas, no les daban espacio en los teatros municipales y los privados no querían arriesgarse a proveer el lugar; entonces, debían rebuscarse en donde presentar las obras. Sin embargo, "la censura sigue, esta vez no es política, pero sí económica ya que hace falta tomar medidas que promocionen más a las artes teatrales" agrega el dramaturgo.
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Según Enciso, la ley promulgada en 2010, que ampara al seguro social de los trabajadores del teatro y otras ramas artísticas, está muerta y, por ende, no gozan del cumplimiento de ciertos derechos como el seguro social. "Por cada obra que interpreto, aporto al IRP como corresponde pero, ¿cuál es la retribución del Estado hacia mí, si ni siquiera tengo acceso a la jubilación?", cuestiona Ever.
Así pues, aunque las tablas no se han roto ni en las peores épocas del Paraguay, la falta de promoción y de formalización de las artes escénicas son factores claves que se deben mejorar necesariamente, para que el teatro tenga el lugar que le corresponde.
Por Eliseo Báez (17 años)
