Ayudar al prójimo necesitado es un acto tan noble como el ayuno en días santos

No es necesario matarte de hambre o dejar de lado las cosas que te gustan durante los miércoles y viernes de Cuaresma. El verdadero propósito del ayuno y la abstinencia está en ayudar a quienes sufren carencias. Vos, ¿qué pensás hacer estos días santos?

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En la época de Cuaresma, las palabras “ayuno” y “abstinencia” suenan mucho en los círculos religiosos. Durante este periodo, los cristianos conmemoran los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto meditando, antes de su pasión, muerte y resurrección.

Seguramente, tus abuelitos te dijeron varias veces que no debías comer carne los miércoles y viernes de Cuaresma, lo cual se hace muy difícil porque siempre te sentís tentado a comer ese sándwich de milanesa de la cantina, no importa el día que sea. En realidad, el ayuno no implica morirte de hambre por un día o rechazar los productos cárnicos; esta abstinencia tiene un significado más profundo.

Estas tradiciones tuvieron sus raíces hace muchos años; el Pueblo de Dios asociaba el ayuno, la abstinencia y la penitencia con la conversión. Estas acciones eran practicadas para alcanzar un mejor relacionamiento con el Ser Supremo, pero, ¿será fácil reflexionar con el estómago vacío?

La Iglesia católica pide a sus fieles que ayunen especialmente el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo; los demás días quedan a conciencia de cada persona. Los religiosos también se abstienen de cosas que disfrutan bastante, lo cual debería enseñar a los creyentes a ponerse límites y evitar el consumismo para llegar a la conversión. Dicho con esas palabras suena hermoso y, a la vez, casi utópico.

El ayuno y la abstinencia no dan frutos positivos si se quedan como simples tradiciones que no se reflejan en la vida personal. No tiene sentido privarte de ciertos alimentos y que estos se desperdicien en tu heladera; los víveres serían de más utilidad si los das a tu prójimo necesitado; este acto de solidaridad representa el verdadero sentido del ayuno y la abstinencia.

En cuanto a la privación de alimentos, disminuir porciones y compartirlas con quienes no tienen ni siquiera un plato de comida es mucho mejor que pasar hambre. En relación a la abstinencia, mantenerte un tiempo alejado de las cosas que te agradan y dedicar esos momentos a hacer obras de caridad resulta más placentero que aburrirte mientras intentás no pensar en tu videojuego favorito.

Para los cristianos, la Cuaresma representa un momento muy importante del año, pues aspiran a alcanzar la conversión y mejorar como personas. Lo ideal sería que las actitudes de benevolencia sean practicadas todos los días y no únicamente en este periodo. Mientras ayunás o te abstenés de algo que te gusta, pero ignorás el sufrimiento de tus semejantes, esos sacrificios no sirven de mucho. Vos, ¿qué pensás hacer por tu hermano necesitado?

Por Belén Cuevas (16 años)

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