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En estos últimos días, mucho se ha escuchado acerca del juego de la Ballena Azul. Portales de información en la web se han hecho eco de casos de jóvenes que se suicidaron, posiblemente, después de participar en este macabro desafío. El mismo consiste en una serie de 50 retos que el adolescente debe realizar uno por día hasta llegar al round final: tomar su propia vida.
Quienes no se han involucrado en el juego solo pueden hacer especulaciones con respecto a este tema. En un extremo, están los que tienen miedo; en el otro, los que toman en burla la situación y, en un punto medio, se encuentran los que sienten curiosidad o deseos de experimentar.
La alarma se enciende cuando nos damos cuenta de que existen personas que crean mecanismos de muerte en lugar de herramientas para mejorar la vida, que nos ayuden a alcanzar las metas de nuestra existencia. ¿Será que el hambre, la guerra y la violencia que pululan en muchas partes del mundo robaron la esperanza de tantos jóvenes? ¿En qué momento se volvió más valiente el que no teme a la muerte que aquel que se enfrenta a los desafíos de la vida sin huir de las responsabilidades?
En nuestro país, aparentemente, no existen víctimas de la Ballena Azul. Así que, ¿por qué no creamos nuestra propia lista de desafíos? Una que incluya retos que nos ayuden a enfrentar la realidad a fin de cumplir nuestras metas, como la de ser profesionales, encontrar un trabajo estable, formar una familia y luchar por una mejor sociedad.
Seguro, para vos, un examen de la facu es la “muerte”; no dejes que te derrote y decile sí al desafío de estudiar para vencer la prueba. Despertarte temprano para ir al trabajo representa un reto muy grande también, pero no debés quedarte tirado en la cama, abrí las ventanas para que el sol te dé de lleno en la cara, pisá fuerte y prometete a vos mismo que ese día vas a cumplir con todas tus obligaciones de la mejor manera posible.
No dejes de ahorrar para comprar el auto que tanto anhelás ni te llames “iluso” por hacer planes a fin de viajar alrededor del mundo. Los sueños son el motor que necesitás para emprender el vuelo y luchar por tus metas.
Nadie dijo que vivir sería fácil, menos aún cuando tenés muchas razones para luchar. La realidad virtual ofrece propuestas con las que debés demostrar que no temés a la muerte. Mientras tanto, la verdadera realidad toca a tu puerta y te dice con fuerzas: “Valiente es el que se enfrenta con agallas y optimismo a los retos del día a día”. Como sos un katupyry, aceptás el desafío y seguís adelante.
Por Viviana Cáceres (19 años)