Si la estafa es carrera, varias universidades tienen la licenciatura asegurada

Varias universidades fueron clausuradas y aproximadamente 9.000 jóvenes perdieron dinero y tiempo. Muchos institutos tendrían la licenciatura asegurada si la estafa fuese una carrera. ¡Qué forma tan sucia de jugar con las ilusiones de los estudiantes!

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La olla del fraude y el engaño en torno a las instituciones educativas terciarias se destapó. El Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) cerró varias universidades de garaje y clausuró decenas de carreras; además, pidió al Ministerio de Educación y Ciencias la suspensión de los registros de títulos expedidos por las carreras de grado y posgrado afectadas.

Miles de jóvenes terminaron con sus sueños por el piso por culpa de la estafa que varias instituciones realizaron tras la excusa de prometer una excelente capacitación a sus alumnos sin siquiera tener las carreras habilitadas. El atrevimiento de jugar con las esperanzas de los estudiantes es lamentable, pero, ¿de dónde proviene esta desfachatez de educar sin la aprobación de las autoridades universitarias?

En el 2004, la Ley 2.529 facultó al Congreso crear institutos superiores y de educación terciaria eliminando el requisito del veredicto favorable dictado por el Consejo de Universidades; esta disposición legal fue promovida por el entonces senador Juan Manuel Marcos, rector de una universidad privada.

Cuando se aprueba una nueva ley de universidades y se crea el Cones, en 2013, salieron a luz las irregularidades de distintas casas de estudios. Un hecho mayúsculo de descaro, por ejemplo, se dio en Vallemí, donde se habilitó la carrera de Derecho, ¡dirigida por un alumno de segundo curso!

La insolencia se vislumbró, además, cuando el director de una de las universidades intervenidas incitó a los alumnos a la violencia. "Diez mil alumnos somos, gente; quinientos en la plaza quemaron el Congreso, quinientas personas hicieron cambiar la decisión del Presidente de la República y nosotros no vamos a poder contra doce consejeros que lo único que quieren es perjudicarnos", gritó desafiante.

Esa mala orientación dejó mucho que desear, pues realmente los reclamos deben dispararse contra la institución, ya que esta fue la que mes tras mes metía la mano en los bolsillos de cada alumno con la promesa de formarlos legalmente. He aquí también la responsabilidad de cada alumno en el momento de matricularse en la universidad, pues varios chicos no se tomaron la molestia de investigar sobre el lugar donde quieren educarse.

Además, estudiar únicamente los sábados y luego mágicamente convertirse en un licenciado debería llamar la atención de cualquiera que tenga dos dedos de frente. ¿En qué cabeza entra que algunos tengan que quemarse las pestañas a diario y otros con un repaso rápido sabatino podrán, de igual manera, ser profesionales graduados?

¡Ah! Un dato importante, a no olvidar que hay jóvenes que no van a las universidades con el fin de aprender, sino con la intención de tener un simple cartón que les permita acceder a un plus económico en el sector público.

Es sumamente penoso todo lo que acontece, porque nadie podrá reponer el tiempo y el dinero invertido de cada estudiante. Los responsables de tantas esperanzas rotas deben recibir el debido castigo que se merecen. Ojalá, también, que todo lo sucedido sirva de ejemplo a los chicos para no dejarse llevar por las ofertas y descuentos en matrículas que salen en los tantos spots publicitarios. No olvidemos que en las universidades de garaje también lo barato sale caro.

Por Rocío Ríos (18 años)

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