8 de diciembre de 2025
La primera vez que alquilé una bicicleta fue en la ciudad de los rascacielos, hace ya unos años. Era una hermosa mañana de otoño en la que con mi eterna compañera de aventuras caminábamos por el Bajo Manhattan. Durante nuestro recorrido, recuerdo que pasamos aceleradamente la tienda de Tiffany & Co. sobre la Wall St. y que nos detuvo brevemente el despliegue de golosinas en un negocio de la Fulton pues, por cosas del hado -misterioso e insondable en sus designios-, nuestro destino era una discreta vidriera de la South desde cuyo interior un par de bicis nos guiñaron el ojo; alquilarlas, montarnos en ellas y rodar por el distrito financiero neoyorkino, hasta atravesar el Brooklyn Bridge -una fabulosa obra de ingeniería cuya construcción la comenzó un hombre, en 1870, y la terminó una mujer, en 1883-, fue todo uno. ¡Fue una experiencia inolvidable!