En medio de la pandemia, la corruptela, los escándalos, las rencillas políticas, los nexos de la mafia con el poder, las crisis institucionales, las carreras electorales, lo inmediato y urgente pone en segundo plano y hace perder de vista lo importante en el mediano y largo plazos. Son pocos los que todavía hablan, y aún menos los que les prestan atención, de reformas para resolver los problemas estructurales y los cuellos de botella que enfrenta la nación. Ahora que se terminaron oficialmente las restricciones es buen momento de retomar esos debates y dar pasos significativos para tratar de reencaminar el país en su marcha hacia el desarrollo.