Hace unos días, un psicólogo inglés tuiteó que había recibido insultos y amenazas porque no está de acuerdo con ser llamado «cisgénero», y arrobó al CEO de Twitter, Elon Musk. Anécdota que, más que el tema, es el detonante de este artículo.
Cuando el domingo pasado ganó un Óscar como protagonista del film Joker, el actor Joaquin Phoenix se metió unos cuantos miles más de fans en el bolsillo con un breve discurso sobre el sufrimiento de «los que no tienen voz». Su descripción del robo de la leche de los becerros para cortar el café o bañar el cereal del desayuno pareció postular el veganismo como imperativo moral.
Desde la otra cara del reparto de ganancias entre los empresarios –esa oscura trastienda del trabajo precario que no sale en la selfi– hasta la venta a sectores más pudientes de lo que son los lugares de vida de muchos, el turismo es pura violencia.
A propósito del escándalo por las respuestas del cantante en una reciente entrevista al grupo paraguayo de polca y cumbia The Fenders.
Los procesos de utilización de la propia personalidad como espectáculo forman un renovado orden de la apariencia en el cual el sujeto es un signo que se comunica a sí mismo con cualquier pretexto o tema.
La semana pasada, un amigo pasó por casa trayendo entre otras cosas la novedad de que Nintendo acababa de anunciar hacía unas horas Switch, su nueva plataforma, con un tráiler de pocos minutos que los allí presentes vimos en ese momento por internet. ¿Se dirigen esas imágenes a los verdaderos gamers? ¿Los reflejan? ¿Qué percepciones o aspiraciones sociales refleja el tráiler de Nintendo Switch que circula en estos días?